jueves, 29 de marzo de 2012

EL GRAN MONARCA DE LA CRISTIANDAD. CARLOS V.

Al igual que los médicos que se especializan en una milimétrica parte del cuerpo humano, los historiadores nos especializamos o debería decir nos enamoramos de una época particular de la historia. Como estudiantes, hemos leído la historia antigua, la medieval, la moderna, la contemporánea, la de la iglesia, la de occidente, la de oriente, entre otras, pero siempre hay una época, un evento, una característica que nos llama más la atención. ¿La razón? No creo que haya una, supongo que a cada persona en su rubro le sucede lo mismo. Nos pasa también a los historiadores que nos fascinamos con algunos personajes, notos o ignotos, y les seguimos el rastro a través de los años, de las fuentes, de los libros, etc. Esto me sucede particularmente con Enrique VIII (pueden leer Seis bodas y cinco funerales) y también con Carlos V. Sobre Enrique VIII he escrito mucho, sobre él se bastante, aunque todavía me queda mucho por descubrir. Sin embargo, debo confesar que antes de escribir este post sobre Carlos V tuve que ponerme a estudiar, porque si bien es un personaje que me ha llamado siempre la atención me di cuenta de que al momento de llevarlo al papel les debía una investigación un poco más profunda. Sin embargo, no los voy a agobiar con fechas, datos, guerras ni sucesos. Esta vez me gustaría compartir con ustedes la razón que me lleva a admirar a un personaje de la historia y tal vez contagiarles un poco mi fascinación.

Antes que nada debo advertirles que Carlos V no fue un santo, fue una persona como todos nosotros, con sus virtudes y sus miserias. Fue el rey de las grandes y penosas conquistas en América, también reprimió levantamientos rebeldes y llevó a cabo guerras, entre otras cosas. Por eso cuando les confieso mi fascinación esta no está basada en la calidad de hombre que fue sino en lo que significa para mí la vida de este hombre por todo lo que esta vida abarcó.

Reyes ha habido a millares, pero Carlos V, no fue solo V, fue también I. Para ser más clara, Carlos era Carlos I y Carlos V a la vez. He aquí la primera fascinación con este personaje. Pensemos en cualquier presidente, rey o primer ministro de nuestro tiempo y en lo difícil que se les hace gobernar en un solo país; las idas y vueltas, las luchas, los logros, los problemas económicos, etc. que enfrentan día a día. A mí por lo menos me abruman. Imaginemos ese esfuerzo multiplicado por diez y hace quinientos años. Si tuviera que escribir todos los títulos que poseyó Carlos ocuparía casi seis renglones (ya lo probé) pero para que se den una idea, fue señor, duque, archiduque, conde, príncipe, rey y emperador; no sucesivamente, sino que contemporáneamente. Déjenme explicarles. Carlos V nació hijo y nieto de reyes. No pasemos por alto el hecho de que fue nieto de reyes cosa que parece algo obvio, porque una vez hijo de reyes, lo más probable es que fuera nieto de reyes, sin embargo este no es un dato menor y ya veremos por qué.

Carlos era hijo de Juana, tristemente llamada La Loca, que era la reina de España, específicamente de Castilla, pero como prometí no agobiarlos, dejaré los detalles para futuros escritos. Por tanto, si se me permite diré que Juana era reina de España.

El padre de Carlos era Felipe (no se si bien llamado El Hermoso), el hijo de Maximiliano I, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Carlos por tanto era por parte materna hijo de la reina de España y por parte paterna, nieto del emperador.

Primero heredó España y por eso fue llamado Carlos I, pues era el primero con ese nombre. Poco tiempo después fue electo Emperador, pues su calidad de nieto le permitía entrar en la terna para ser elegido como tal, y fue llamado Carlos V, pues como imaginan era el quinto con ese nombre.

La herencia de Carlos no termina ahí, a sus veinte años de edad ya era Soberano de los Países Bajos, rey de España, rey de Nápoles, rey de Sicilia, Archiduque soberano de Austria, rey de los Romanos y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (al final sucumbí ante la tentación de enumerar varios de sus títulos). Si pensamos en lo que hacemos nosotros a los veinte años hoy en día, esto sin dudas debe ser algo para admirar. He aquí el imperio de Carlos V, a lo que debemos sumarle los territorios americanos recientemente descubiertos, estamos en 1520:



Para contar su vida haría falta escribir un libraco e intentar resumirla en unas carillas parece una tarea imposible por tanto lo que haré a continuación es describirles en unas pocas líneas casi ridículas de qué se trató la vida de este gran monarca.
Apenas heredada la corona española tuvo que enfrentar dos levantamientos rebeldes en la península, las llamadas Comunidades y Germanías, que fueron apaciguadas no sin esfuerzos.
Carlos completó de una vez por todas la unificación de España bajo una sola corona con la definitiva conquista de Navarra en 1521, sólo cuatro años después de haber heredado.
Durante su reinado, Cortes conquistó a los aztecas, Pizarro terminó con el Imperio Inca y se creó el Virreinato del Perú en América.
Se enfrentó una y otra vez contra los musulmanes que asolaban las fronteras de su imperio en Argel, en Viena y en Túnez. El famoso corsario Barbarroja y Solimán fueron sus enemigos.
Sostuvo cuatro guerras con Francia contra su némesis el rey Francisco I por los territorios italianos.
Mantuvo relaciones diplomáticas con Enrique VIII de Inglaterra que estaba casado con su tía, Catalina de Aragón.
Lidió durante toda su vida con la potente Reforma Protestante que dividió Europa en dos religiones sin que él pudiera hacer mucho para impedirlo.
Estuvo 9 veces en Alemania, 6 en España, 7 en Italia, 10 en los Países Bajos, 4 en Francia, 2 en Inglaterra y 2 en África del Norte. Me permito recordarles que no había aviones, ni trenes, ni buses, ni nada. Cada viaje implicaba días y hasta meses.
En medio de ese sinfín de idas y venidas a lo largo y a lo ancho de su reino, Carlos se casó con su prima Isabel de Portugal a quien amó profundamente y de ese matrimonio nació su heredero, el futuro Felipe II.

Todo esto sucedió entre 1515 y 1558 mientras Carlos V era el más importante monarca de la cristiandad. Aquí inicia sin embargo mi subjetividad. Podemos concordar o repudiar las acciones de este rey, como por ejemplo las conquistas en América, sin embargo se me hace difícil no encontrar interesante el hecho de que una persona a sus 20 años de edad pudiera tener el control sobre tan vasto territorio y que bien o mal intentara ocuparse de aquél en toda su extensión. Si bien muchos de sus viajes tuvieron objetivos bélicos, como apaciguar rebeliones, acallar protestantes, aleccionar a Francisco y detener al moro, Carlos se ocupó de todo ello con real convicción. Sí quiso con todo su ser impedir el avance de los musulmanes, sí intentó luchar por un imperio cristiano en contra de las ideas protestantes, sí puso todo su empeño en desalojar a Francia de los territorios italianos. Carlos realmente soñaba con un imperio europeo unificado y cristiano bajo el poder de los Habsburgo. Me cuesta no admirar, no digo elogiar cada una de sus acciones, sino simplemente admirar la energía y la convicción de este hombre.

Sin embargo por más que luchó convencido, no todo le salió bien. Sus dos mayores anhelos, vencer al moro y a los protestantes, fueron sus dos grandes fracasos. Logró sacar a los moros de Túnez pero no de Argel, y la Reforma Protestante se impuso y finalmente se vio obligado a firmar la Paz de Augsburgo por la cual cada príncipe podía elegir la religión que prefería, por tanto el imperio de la cristiandad quedó interrumpido por los principados protestantes a lo largo de Europa.

Para 1555, fecha de la firma de la Paz de Augsburgo, sus contemporáneos Enrique VIII y Francisco I habían fallecido, su amada mujer ya no estaba entre los vivos y había visto desvanecerse sus objetivos más íntimos. Cansado y muy avejentado a sus 55 años Carlos decidió, en un acto sin precedentes (otra de las cosas que me provoca admiración), abdicar y no sólo eso, sino que ¡dividir sus territorios! Se había dado cuenta de que el imperio era demasiado grande para que una sola espalda pudiera soportarlo. Le entregó a su hermano Fernando la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y a su hijo Felipe, el futuro Felipe II, la corona de España y las Indias (América).

Carlos se retiró a un palacete que se había hecho construir junto a un monasterio, en Yuste, España. Allí paso el último año y medio de su vida, viejo, cansado y cada vez más enfermo. Allí los monjes se convirtieron en sus únicos compañeros. El gran monarca de la cristiandad murió de paludismo a sus 58 años dejando para la historia uno de los reinados más ricos e interesantes para ser estudiados.

Sepan disculpar mi subjetivismo pero me siento con ganas de compartir con ustedes una de mis pasiones, las vidas de los reyes de la modernidad.

AHORA YA LO SABES!

Lic. Diana Fubini

Bibliografía

- Pérez, Joseph, Carlos V, Madrid, Ediciones Planeta, 2010

- Brandi, Karl, Carlos V. Vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial, Buenos Aires, Editorial Juventud Argentina, [s.f.]

- Verdejo, C., Figuras. Edison. Leonardo da Vinci. María Antonieta. Carlos V. Marco Polo, Barcelona, Editorial Sopena, 1973

jueves, 22 de marzo de 2012

La Masonería, entidad secreta por excelencia

Los historiadores a veces tienden a menospreciar la historia social cuando aborda cuestiones tales como la brujería, la alquimia y tantos enigmas en los que la humanidad se ha involucrado y aún se involucra. Suponen que de esas cuestiones deberían ocuparse los antropólogos o los sociólogos. Sin embargo, creo que los historiadores con ayuda de esas y otras disciplinas, tenemos mucho para investigar en esos temas a pesar de la dificultad que genera la falta de fuentes por tratarse generalmente de secretos celosamente guardados durante siglos.


Por eso, siguiendo la línea de mi último post sobre el Santo Grial (Esa reliquia misteriosa: El Santo Grial) y en sintonía con lo que posteó mi amiga y colega Diana Fubini (Los Templarios, Felipe IV y la Inquisición) sobre los Templarios, voy a compartir con ustedes algunas cuestiones de los lejanos inicios, en el siglo XVI, de la famosa Masonería. Digo “famosa” porque de ella, al igual que de todos los Enigmas de la Historia, se han ocupado investigadores, escritores, periodistas e incluso Hollywood.


Cuando a principios del siglo XIV los Templarios fueron perseguidos en Francia, algunos se instalaron en Portugal. El rey Dionisio I (el trovador) negoció con el papa Juan XXII (sucesor de Clemente V que los había excomulgado) su absolución y éstos tomaron en ese país el nombre de “Caballeros de Cristo”, observando la regla de la Orden de Calatraba. Otros partieron a Escocia donde el también excomulgado rey Roberto I Bruce de Escocia les brindó refugio. Como evidentemente la Orden de los Templarios nunca fue disuelta en Europa, muchos investigadores ven en ellos a los fundadores de la masonería, mientras que otros sostienen que los Templarios fueron el modelo para la constitución de varias cofradías, entre ellas la masonería. 


Los masones hicieron su aparición en la historia en el siglo XVI, cuando la unidad cristiana en Europa se empezó a complicar porque el teólogo Martín Lutero puso en marcha la Reforma protestante. ¿Por qué “masones”? en la Edad Media “masones” eran denominados los constructores de las grandes catedrales que estaban divididos en arquitectos, albañiles y aprendices. Éstos que son la base jerárquica masónica, se encuentran representados en el triángulo que es el símbolo masón, como la escuadra y el compás (elementos de la arquitectura) representan al “Gran Arquitecto del Universo”.


En Europa a partir de la ruptura del cristianismo, muchas personas empezaron a repensar e interpretar la Biblia; si a esto sumamos la lectura de los libros provenientes de oriente que habían sido recientemente traducidos, no es de extrañar que los miembros de la masonería se hubieran sentido atraídos por la leyenda de Hiram, que sería algo así como la línea que siguieron en sus ritos. El mito de Hiram que fue el arquitecto del Templo de Salomón, se encuentra en el Talmud escrito en el siglo II y es similar a los mitos de Osiris, Dioniso y Jesús que fueron muertos, descendieron a los infiernos, resucitaron y se volvieron inmortales. Hiram, fue asesinado y resucitó. Por lo que para los masones la alegoría de la resurrección conseguida a través de la muerte mística era fundamental. A pesar de que no se conocen los detalles de los ritos masónicos porque su revelación se pagaría con la muerte, se sabe que realizaban ceremonias iniciáticas derivadas de los ritos de iniciación que los antiguos griegos ofrecían anualmente a las diosas agrícolas como Deméter y Perséfone, conocidos como los misterios eleusinos.


Un masón (entre ellos se denominaban “hermano”) era “iniciado” como hijo y sucesor de Hiram, que debía morir mística o espiritualmente para renacer a la nueva vida. El “iniciado” debía realizar prácticas de alteración de conciencia (se pueden inducir mediante técnicas de control mental, consumo de drogas o de meditación) para alcanzar la inmortalidad metafísica. La “purificación” del alma se obtenía mediante un estado de éxtasis que según refieren los autores consultados, se conseguía a través de la observación de objetos luminosos, la repetición de formulas mágicas, el ayuno, la oración, los ejercicios de respiración y la contemplación.


La idea de la inmortalidad se basaba en el Génesis: “la serpiente dijo a la mujer: ustedes no morirían, sus ojos se abrirán, serán como dioses, tendrán la conciencia del bien y del mal”. Hay que tener en cuenta que casi 500 años atrás, muchos fenómenos de la naturaleza que hoy tienen su explicación científica, eran interpretados como milagrosos. Por ejemplo la metamorfosis de algunos animales, las manifestaciones del sueño, quienes pierden la conciencia o las muertes aparentes (catalepsia), por analogía, creían en una posible inmortalidad conseguida con arte y voluntad: Siguiendo el ritual funerario contenido en el Libro de los Muertos de los Egipcios, si se realizaba la ceremonia adecuada y se pronunciaban las palabras correctas, un difunto podía vencer la muerte y volver a la vida. Por supuesto que el iniciado no moría de verdad, pero igual pasaba por las tinieblas, sentía miedo y sudor frío, como si muriera realmente, pero a través de la luz pasaba a un lugar puro. Los principales resultados de la iniciación habrían sido: 1) la conciencia efectiva de los principios de las cosas, 2) la inmortalidad (liberación, salvación) conseguida a través de la muerte espiritual y la resurrección, 3) la beatitud y la perfección. Entonces a partir de ese momento, ese hombre era “perfecto”. 


Hago un paréntesis para que imaginemos qué sentirían estas personas, si pudiéramos “traerlas al futuro” y entrarlas a una sala de terapia intensiva, donde las técnicas de resucitación son moneda corriente; o a un quirófano, donde por efecto de la anestesia total, el intervenido quirúrgicamente esta como muerto. Quizá esta cotidianeidad que tenemos con la resucitación hizo que para nosotros la muerte y la resurrección hayan perdido mística y magia.  Ni hablar de los alquimistas ¿Qué pensarían de técnicas de fertilización in vitro?, seguramente se cuestionarían si esos niños “tienen alma”.


Volvamos a la masonería, que toleraba todas las creencias religiosas y en su evolución, no sólo se centró en edificar grandes catedrales, se ocupó mediante la alianza de la razón y la fe, de levantar un gran templo moral para toda la humanidad. En mi opinión, los miembros de la masonería no habrían sido indiferentes a las nuevas filosofías que surgieron durante el Siglo de las Luces, como la de Destacartes, cuya característica es el uso de la razón pura que lo cuestionaba todo, incluso a la Iglesia y a las monarquías. Por esa razón, la masonería ampliamente difundida en Europa y Norteamérica, tuvo innumerables escisiones que se concretaron en dos grandes corrientes: una laica y anticlerical, y otra más antigua deísta. La primera operaba en Europa muy vinculada al Resurgimiento Italiano, de hecho, sociedades secretas de corte masónico como los Carbonarios y la Giovane Italia, fundadas por Giuseppe Mazzini en 1831, fueron las responsables de la “unificación italiana”. Sin embargo, todas las cofradías tenían en común que eran “iniciáticas” (para ser miembro debían ser “iniciados”), “graduales” (sus miembros se dividían en grados de jerarquía) y “herméticas” (mantenían en secreto sus miembros y ceremonias) .


La masonería finalmente se difundió por nuestro continente americano posiblemente a fines del siglo XVII. Muchos investigadores coinciden en que hubo influencia masónica en las Revoluciones independentistas tanto estadounidense como en toda Latinoamericana. En el Río de la Plata, la primera logia masónica habría sido creada por un portugués de nombre Juan de Silva Cordeiro en los días en que gobernaba el marqués de Sobremonte (fines siglo XVIII). Pero fue en 1859 cuando la Masonería adquirió personería jurídica en la República Argentina como una institución educativa, benéfica, filosófica y filantrópica, de carácter ecuménico. Aunque conservan un edificio en la calle Perón entre Libertad y Cerrito, sus rituales y ceremonias así como sus actuales integrantes aún permanecen en el más absoluto secreto. Si la masonería tuvo tan buenas intenciones, como crear una moral fraternal universal y estuvo detrás de las Revoluciones independentistas, y si contó entre sus miembros con figuras de la talla de Washington o de Sarmiento merecen todo mi reconocimiento y respeto, a pesar de que entre sus filas no aceptaban mujeres.

Ahora ya lo sabés!
Lic. Alicia Di Gaetano


Referencias

Lévi, Eliphas, Magia y civilización, Buenos Aires,  Lidium, 1986.

Levene, Gustavo Gabriel, La Argentina se hizo así, Buenos Aires, Hachete, 1960.

Reghini, Arturo, Le parole sacre e di passo dei primi tre gradi ed il massimo mistero massonico, studio crítico ed iniziatico, [s/l], Atanor, [s/f]


jueves, 15 de marzo de 2012

Simplemente, Evita

Esta vez, intento realizar algo diferente. Una curiosidad que me surgió cuando descubrí por las librerías de Milán el libro Evita. Regina della comunicazione de la periodista y escritora piamontesa Carola Vai.

Concentrada en las tapas coloridas y no tanto, con letras grandes y pequeñas, vi de repente la silueta de una imagen conocida, alguien que inmediatamente me llevó a mis tierras: Evita, que en la tapa del libro de Vai, se la distingue con su tailleur y rodete rubio, su sello personal, dirigiéndose a una multitud.

Personajes como ella despiertan un amor incondicional en algunos, un odio feroz en otros y, en ciertos casos, una indiferencia absoluta, pero en alguien que no es de nuestros pagos, es más, alguien que tiene un océano entre medio, ¿Qué sentimientos y opiniones le surgen? Acostumbrados estamos los argentinos a hablar de nuestros personajes y acontecimientos pero sentir hablar a un extranjero sobre un hecho o protagonista de nuestra historia nacional, despierta la curiosidad.

Y así me puse a ahondar en las páginas de dicha obra. “Regina de la comunicazione”, la bautiza, o en criollo, “Reina de la comunicación”, elogiando en toda su obra las dotes de “mujer de estado”; alguien que reunía en su persona no sólo la belleza física sino también la inteligencia para poder enfrentarse a las masas sin vacilar. Desde su forma de vestir, sus gestos, sus palabras hacia el pueblo y hacia Perón, todo era una forma de comunicar; una forma de transmitir su amor incondicional hacia el movimiento peronista. Canal de comunicación muchas veces entre las masas con su líder; su discurso claro pero enérgico llegaba a las multitudes. Muchos la consideran el espíritu y acción del peronismo. Es más, el idioma de comunicación con el pueblo para Perón.

Inteligente en la manipulación de palabras hasta tal punto de convertir términos peyorativos creados por la oposición, en calificativos positivos, hasta cariñosos, para referirse a su pueblo, como fue el caso del apodo “cabecitas negras” o “mis gracitas” que los contrarios usaban para referirse a las masas del 17 de octubre de 1945.

Sus vestidos, joyas, peinados, entusiasman a las muchedumbres. Se presenta ante los más pobres como un faro esperanzador. Ella es vivo ejemplo que pueden cambiar sus vidas, que su condición social no los limitará a una existencia miserable. Ella fue pobre, y ahora se presenta al mundo como Primera Dama de la República Argentina. Alguien que ahora viste Chanel y Dior. Como dirá Carola Vai, Evita recurrirá a  “...una moderna forma de comunicar utilizada en modo revolucionario.”. Su vestimenta no es sólo un modo de representarse a si misma, la Argentina o el Peronismo, sino también una forma de respeto hacia el pueblo “...nosotros no recibimos al pueblo mal vestidos, sino de gala, como merece ser acogido.”

Pero Vai deja entrever en su obra, la Eva Duarte humana, no sólo el personaje político, sino también ese personaje que padeció con angustia y llantos  la encarcelación del General Perón en 1943 por órdenes del presidente Farrel, encontrándose en un abrazo emotivo ambos cuando fue liberado.

Las decisiones que tomaba eran con mano firme y sin vueltas como aquella de enviar a los niños pobres de Washignton calzado y abrigo lo que generó un “malestar” en el sector diplomático, debido a los roces entre ambos países de los cuales ya hemos hablado en posts anteriores. (Ver: La industria nacional peronista) o la compra de armas a Holanda para entregárselas a la Confederación General del Trabajo con la condición de que siempre se usaran para defender a Perón.

En su viaje a Europa en junio del ’47, la Primera Dama será recibida en un escenario devastado por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Pero la Argentina de ese entonces, es rica y generosa. Está capacitada para brindar ayuda económica por lo que en cada visita, Eva Duarte no sólo dejará grandes sumas de dinero, sino también la seguridad de exportación de toneladas de grano para alimentar a las poblaciones por mandato de Perón el cual había asegurado la ayuda económica a la Europa de postguerra pero “sin violar la soberanía de las naciones”. Francia, Italia, España, se lo agradecerán.  

Giulio Andreotti, personaje ilustre de la historia italiana, Presidente del Consejo de Ministros desde los 70 hasta los 90 y senador vitalicio desde 1991, conoció a Eva durante su viaje por Europa, quedando maravillado por su apariencia: “Era una verdadera mujer de estado. No sólo era bella sino que también podía mantener una argumentación política sin vacilar. Es más, siempre iba al grano del asunto”.  Aunque también relata que a todos los encuentros protocolares llegaba con retraso ya sea porque tenía que arreglar su cabello, o su vestido, o simplemente, por el sólo hecho de ser mujer hizo esperar al mismísimo ¡Pio XII!

En tierras europeas hablará el español, sirviéndose de intérpretes en el resto de los países. Sin embargo, Evita, utilizará otros recursos para no pasar desapercibida. Sus gestos, sus vestidos, sus miradas, también hablarán. Su silencio causará intriga, curiosidad y hasta fascinación. Lo elige como forma de comunicación. “Nunca el silencio de una first lady aparece así de ruidoso”, afirma Vai ante los testimonios de aquella época. Es así como la ignorancia de Evita se transformará en astucia. Una mujer que perduró en la mente de muchos, en algunas ocasiones sin hablar, pero diciendo mucho.

Su nombre resuena en todo el mundo y es así que durante su estadía en la Liguria, Italia, verá su retrato publicado en la revista “Time”, el 14 de julio de 1947. Su belleza es admirada, su inteligencia, reconocida. Se asegura la trascendencia internacional. Ella quiere ser recordaba pero no olvidada. Objetivo que cumplirá sin lugar a dudas. Como dice el Museo de Eva Perón en Buenos Aires “Evita, amada u odiada, pero nunca ignorada”.

En Bordighera, Liguria, la Primera Dama cumple con una visita oficial. Esta pequeña ciudad entre San Remo y Ventimiglia la recibe con una gran fiesta y en su honor la costanera fue bautizada “Degli Argentini” (De los argentinos) nombre que mantiene hasta el día de hoy.

Aquella mujer que aseguraba de sí misma: “No hago política. Adoro a los niños. Soy una acérrima enemiga del divorcio. Amo Chopin y mi color preferido es el rojo.”, se impuso como meta personal y política el satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases menos favorecidas creando Hogares, Casas de Ancianos, Escuelas, Hogares de Tránsito, el Hogar de la Empleada “General San Martín”, las Ciudades Infantil y Estudiantil, la Escuela de Enfermeras, el Plan Agrario y el Tren Sanitario, nuevas viviendas, colonias de vacaciones, centros sanitarios y policlínicos, a través de la Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, que vio sus inicios el 19 de junio de 1948. Se decía de sí misma que solo era “…una descamisada más, la más insignificante de los colaboradores de Perón.”

Aquella mujer que dio lectura el 28 de agosto de 1948, en el Ministerio de Trabajo, a la Declaración de Derechos de la Ancianidad, incluidos en la Constitución de 1949. La misma que el 26 de julio de 1949, en el Teatro nacional de Corrientes, dio origen al Partido Peronista Femenino.

Aquella mujer que renunció  el 31 de agosto de 1951 al cargo de vicepresidente de la Nación en la fórmula Perón- Eva Perón lanzada por la Confederación General del Trabajo y el Partido Peronista Femenino en lo que se conoció como el “Cabildo Abierto Peronista” del 22 de agosto del mismo año, en la Avenida 9 de Julio. Impulsadora, además, del sufragio femenino que influyó en el triunfo de la fórmula Perón- Quijano el 11 de noviembre de 1951, por segunda vez en el país. Aquella misma que para acompañar a su marido de pie en la ceremonia de ascenso a la Presidencia, el 4 de junio de 1952, faltando poco tiempo para su deceso, sometió su figura a un corset de alambre y yeso que la mantuvo de pie durante todo el recorrido por las calles de la Capital, tapando el mismo con un llamativo tapado de pieles. ¡Digno gesto del Cid Campeador!

Aquella mujer nacida en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, el 7 de marzo de 1919, pasaría a la historia como uno de los personajes que luchó incansablemente y hasta altas horas de la madrugada por el bienestar de las clases más humildes. Como Primera Dama fue Eva Perón, pero en su trabajo cotidiano, con los humildes, trabajadores y mujeres, en fin, con sus “Descamisados” fue y será siempre Evita.

Ahora ya lo sabés.

Lic. Andrea Manfredi



Fuentes:

Vai, Carola, Evita. Regina della Comunicazione, Roma, Centro di Documentazione Giornalistica, 2009

Barnes, John, Eva Perón. La vida legendaria de una mujer, la más amada, la más odiada, Buenos Aires, Ultramar Editores, 1987

“Reseña histórica de la vida de Evita” en <www.museoevita.org>

jueves, 8 de marzo de 2012

LOS TEMPLARIOS, FELIPE IV Y LA INQUISICIÓN


Se ha dicho y se dice mucho sobre los Templarios; se cree por ejemplo que son una secta, se los ha considerado también como los guardianes del Santo Grial, se los relaciona con ritos iniciáticos secretos de tinte satánico, y hasta se cree que hoy todavía existen, entre otras tantas cosas. La Orden del Temple forma parte de una lista de hechos y personajes históricos alrededor de los cuales se han creado las más increíbles historias hasta convertirlos en mitos, como ha sucedido por ejemplo con el Santo Grial o con los masones. Pero intentemos quitar el mito y las leyendas y veamos quiénes eran realmente los templarios.
Ubiquémonos geográficamente en el continente europeo y temporalmente en la conocida Edad Media, época en que la cristiandad estaba en pleno apogeo. Es la era de las llamadas Cruzadas. ¿Qué son las Cruzadas? Estas fueron campañas militares llevadas a cabo por reyes y papas con el objetivo de liberar Tierra Santa que había sido invadida por los musulmanes. Fueron básicamente guerras de religión entre cristianos y moros, aunque no debemos caer en el error de pensar que el fin era puramente religioso sino que la perspectiva de enriquecimiento a través de la conquista era seguramente el objetivo principal de la mayoría de estas campañas que por cierto costaban mucho dinero a quien las financiaba.
La Orden de los Pobres caballeros de Cristo (o Los Templarios o la Orden del Temple) nació entre los años 1118 y 1119 luego de la Primera Cruzada. Su objetivo primigenio fue proteger a los cristianos que peregrinaron a Jerusalén luego de que esta fue reconquistada en el año 1099. Fue creada por 9 caballeros franceses al mando de Hugo de Payens y terminó siendo con el tiempo, a través de las diferentes campañas hacia Tierra Santa, la unidad militar mejor entrenada en participar en las mismas. La Orden fue aprobada por la Iglesia en 1129 y el Patriarca Esteban les dio las reglas bajo las cuales debían regirse. La misma se convirtió en poco tiempo en una orden internacional con sedes y seguidores por toda Europa. No todos eran caballeros, aquellos miembros que no combatían fueron creando poco a poco una importante estructura económica que convirtió a la orden en un grupo con mucho poder económico.
A la primera cruzada le siguieron otras siete, aunque si se da una mirada panorámica de todas, la única en la que realmente se logró algo fue en efecto la primera en la que se reconquistó Jerusalén. En todas ellas participaron los Templarios. Sin embargo, durante la octava cruzada se produjo la Caída de Acre, la última gran batalla que significó prácticamente la pérdida definitiva de Tierra Santa y la expulsión de los Templarios que se reubicaron en la isla de Chipre desde donde intentaron seguir con la misión de recuperar la plaza pero lamentablemente los tiempos ya habían cambiado. Los reyes europeos ya no estaban tan interesados en reconquistar Jerusalén y las otras órdenes militares que habían luchado, como los llamados Hospitalarios, ya habían puesto sus ojos en otros objetivos. Habiendo fracasado en el intento de recuperar estas tierras estos soldados cristianos ya no tenían ocupación alguna y de regreso a sus lugares de origen se convirtieron en grandes banqueros y terratenientes con mucho poder económico.
Se daba mientras tanto en Europa hacía ya unos cuantos años el proceso conocido como la Inquisición, una maquina judicial creada por la Iglesia que perseguía a los heréticos (inició con la persecución de los cataros y valdenses). Se apresaba a los sospechosos, se los sometía a juicio y si eran hallados culpables morían en las hogueras y sus bienes eran confiscados.
El rey francés Felipe IV, conocido como el Hermoso, no sólo estaba endeudado con la Orden del Temple por estas épocas sino que su gobierno tenía unas cuantas deudas más. Inspirado por los procesos de herejía de la Inquisición, pensó que sería una solución útil aplicar este sistema procesal a la Orden del Temple y una vez acusados y condenados podría despojarlos de todos sus bienes. En Francia los grupos con mayores riquezas eran los judíos, los lombardos, los templarios y la Iglesia. Felipe ya había despojados a los dos primeros, la Iglesia si bien rica era intocable por tanto quedaban sólo los templarios.
La única forma de acabar con la Orden y obtener todos sus bienes era mediante el proceso inquisitorial, y para eso debían ser acusados de herejía. En ese momento el Papa era Clemente V, que francés, súbdito del rey y también el primer papa de Aviñón (NOTA: El Papado de Aviñon -1309 y 1377 – fue un periodo en el cual la Iglesia tuvo su sede en dicha ciudad), localidad ubicada en Francia. Tener un papa francés, en Francia y además influenciable fue la carta magna para Felipe. ¿Por qué? No olvidemos que la Orden del Temple tenia carácter internacional, es decir que tenía sedes y seguidores en toda Europa, por tanto no bastaba con acabar con ella en Francia, la destrucción de la orden tenía que ser total, y para esto el rey necesitaba la ayuda del Papa que tenía también, si se quiere, “jurisdicción” internacional para poder iniciar la persecución por herejía en todos los territorios cristianos.
Una vez que logró convencer a Clemente, Felipe hizo enviar a todos los rincones de su reino sobres con órdenes de detención de todos los templarios. Los sobres no serían abiertos hasta una fecha específica y así el 13 de octubre de 1307 se llevó a cabo una operación simultánea de arresto en la que todos los templarios junto con el Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, fueron apresados. Al mismo tiempo el Papa enviaba misivas a los distintos reyes de la cristiandad para que se llevara a cabo el mismo procedimiento.
Entre octubre y noviembre se realizaron de forma individual los interrogatorios, que en su mayoría, sino en su totalidad, fueron acompañados de tortura. En general el proceso inquisitorial utilizaba la tortura de manera moderada sin embargo se piensa que los procesos contra los templarios fueron realmente brutales. Según crónicas de la época, en la ciudad de París habrían muerto treinta y seis caballeros sólo producto de las torturas.
Los interrogatorios se dieron uno tras otro y se piensa que fueron las torturas y las amenazas las que llevaron a estos caballeros y hasta al Gran Maestre a declararse culpables de los más atroces e inverosímiles crímenes. Los templarios confesaron por ejemplo que cuando un caballero ingresaba a la Orden debía renegar de Dios, pisar y escupir sobre la cruz y admitir que aquél era sólo un ídolo. Confesaron también que el caballero que iniciaba al nuevo integrante recibía besos obscenos en el vientre y en los riñones. Este mismo durante el ritual afirmaba que los caballeros debían huir de las mujeres pero que en cambio la sodomía (término religioso que se utilizaba para describir sobretodo las relaciones carnales homosexuales) estaba permitida e incluso aconsejada. Confesaron también que adoraban una cabeza barbuda y que cuando decían la misa no consagraban la Hostia.
El hecho de que los Templarios no hubieran sido nunca atacados por la Inquisición anteriormente nos hace pensar que su comportamiento era realmente cristiano y que seguramente estas confesiones fueron logradas con torturas, amenazas y muy probablemente muchas de estas cosas hubieran sido incluso sugeridas por los inquisidores.
Tiempo después Felipe convocó una asamblea de obispos para tratar el tema de los templarios donde se hizo comparecer al Gran Maestre Jacques de Molay quien repitió las confesiones que había dado durante los interrogatorios y los obispos las creyeron, tal vez por miedo al Papa, a la Inquisición o al rey.
Los templarios franceses fueron quemados en las hogueras o encarcelados de por vida, sus bienes confiscados en favor de la corona. Felipe IV no pudo erradicarlos de todos estados cristianos como había sido su objetivo, sin embargo sí logró hacerse de todos sus bienes y así mejorar su condición económica.
Su fin trágico, las confesiones bajo tortura de ritos iniciáticos, de sodomía y de adoración a ídolos paganos, sumado a una maldición que habría lanzado Jacques de Molay sobre el rey y sus descendientes antes de ser enviado a la hoguera, fueron algunos de los condimentos que alimentaron las leyendas y los mitos que nacieron en la Europa medieval y de las cuales todavía hoy se habla y escribe sobre los templarios. La verdad es que fue un grupo de caballeros cristianos que se dedicaron a la labor de luchar por la reconquista de lo que la cristiandad consideraba como propio y que una vez terminado su labor en Tierra Santa fueron traicionado por un rey codicioso.


¡AHORA YA LO SABES!
Lic. Diana Fubini

Bibliografía
Dominique, Pierre, La Inquisición, Barcelona, Luis de Caralt Editor S.A., 1973

jueves, 1 de marzo de 2012

Esa reliquia misteriosa: El Santo Grial

Sobre el Santo Grial se han escrito ríos de tinta por supuesto siempre novelescos ya que todavía hoy no hay evidencias científicas sobre qué es o si existe. Supuestamente sería 1) el cáliz del que bebió Jesús junto a sus discípulos en la Última Cena, 2) una copa donde José de Arimetea, habría recogido la sangre del Salvador mientras estaba crucificado, 3) el secreto del linaje de algún descendiente de Jesucristo o del Rey David, 4) una búsqueda hacia la perfección interior: un símbolo de sabiduría. Abordar este mito sería demasiado extenso para un post, por lo que hoy muy someramente voy a mencionar la relación del Santo Grial con la literatura, los Templarios, el Priorato de Sion, los nazis y el supuesto linaje real.

La etimología Greal o Graal en francés, Grial o Greal en castellano antiguo y portugués y Grail en inglés, provendrían de “grasale”: vaso, que derivaría de las palabras latinas “garalis o cratalis”: recipiente grande donde se mezclaba vino y agua para servir en copas. Otros eruditos encuentran en “gradalis o gratalis”, el significado de un plato ancho y en “gradale o graduale”, un libro. En hindú o chino Greal o Graal significa sandalia. Las palabras Sangreal o Sangraal fueron utilizadas en la literatura medieval y podrían significar tanto Saint Greal o San Greal (Santo Grial) o Sang Réal (Sangre Real). De este último significado surge la teoría del linaje o descendencia de Cristo y del rey David. Es que tanto el Evangelio de Mateo como el Evangelio de Lucas mencionan al Rey David como antepasado de Cristo.

La primera mención del Grial que se conoce aparece en la obra Parceval le Gallois o le conte du Graal, del escritor francés Chrétien de Troyes (1113-1191). Hacia el año 1200, un monje inglés Robert de Boron escribió Le Roman de l Estoire du Graal mencionando al legendario rey Arturo como uno de los guardianes del Santo Grial. Además relataba que José de Arimetea había fundado en Inglaterra la iglesia de Glastonbury para predicar el cristianismo, y allí habría depositado la copa en la que había recogido la sangre de Cristo. Este relato llegó a Alemania a fines del siglo XII procedente de Provenza (sur de Francia) gracias a un trovador llamado Guiot de Provins, que cantaba alabanzas a un noble de la casa Trencavel que había apoyado a los cátaros (considerados herejes en Francia) y que era primo de la condesa Esclaramonde de Foix, quien supuestamente habría albergado el Santo Grial en su castillo de Montsegur donde fueron masacrados los cátaros.

Entre 1200 y 1208 Wolfram von Eschenbach escribió Parzival, (para muchos eruditos la obra más enigmática), que Richard Wagner convirtió en su ópera Parsifal. Todos los escritos coinciden en la historia del héroe y poseen alegorías alusivas a la religión. El Perlesvaus, escrito entre 1214 y 1225 de autor anónimo, dice “La historia del santísimo Graal, donde fue derramada la sangre del Salvador el día en que fue crucificado para librar al pueblo del infierno (…) El alto libro del Graal comienza con el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Estas tres personas son una sustancia, y esa sustancia es Dios, y de Dios procede el alto cuento del Graal”.

Como los códigos caballerescos y los principios religiosos regían la vida cotidiana en la sociedad feudal, la historia del Grial cautivó al mundo medieval. Entonces los juglares, poetas y trovadores empezaron a cantar al amor cortés y a narrar aventuras de grandes héroes de la época, que no era difícil encontrar, ya que el marco histórico eran las Cruzadas y la reconquista de las tierras de los reinos de Castilla y Aragón en poder de los moros. Es ante este fanatismo religioso, que los cátaros y los valdenses considerados herejes fueron aniquilados en Francia.

En cuanto al Priorato de Sion, según algunos investigadores, habría sido formado por Godofredo de Bouillon, Hugo de Champagne, Raymond IV de Tolouse y Hugo de Payns, descendientes del rey David, protagonistas de la primera Cruzada y de la fundación de la Orden de los Caballeros del Temple. La primera Cruzada que se llevó a cabo para reconquistar los Santos Lugares, en Tierra Santa, habría tenido una finalidad secreta: restablecer el trono de David en Jerusalén con un heredero legítimo. Es decir que el propósito del Priorato de Sion habría sido la protección de la estirpe de David y la Orden de los Caballeros del Temple entre cuyos fundadores figura San Bernardo, habría sido su brazo secular y visible. Los mismos investigadores afirman que el rey Balduino I de Jerusalén debía su trono a Sión y por lo tanto debió aceptar la conformación de los Templarios en 1117. Así Hugues de Payens, primer gran maestre de la Orden del Temple se instaló con 8 caballeros más, durante 9 años, en una residencia que estaba emplazada en el Templo de Salomón, donde según las leyendas, habían encontrado el Santo Grial. Aquí se mezclan las leyendas de la sangre real del Rey David con la “copa” en la que bebió Jesús en la última cena o que contendría la sangre del Salvador. Finalmente, el Priorato de Sion cayó en desgracia en 1619, durante el reinado de Luis XIII de Francia, quien otorgó todas sus propiedades a los jesuitas.

En 1931 un joven alemán Otto Rhan, planteó la teoría de que el Santo Grial estaba en la fortaleza cátara de Montsegur (Francia). Este joven se asoció con Heinrich Himmler, el poderoso líder de la Reichsführer, las temibles SS de Hitler y con Alfred Rosenberg considerado uno de los ideólogos del nazismo, formando la sociedad secreta llamada Thule. Como los nazis estaban convencidos de que el Santo Grial otorgaría entre otras cosas, poder, salud y juventud eterna a quien lo poseyera, financiaron expediciones para buscarlo. También rastrearon otras reliquias como la Piedra Grial, (la esmeralda caída de la frente de Lucifer), la Santa Lanza del costado de Cristo, los clavos de la Cruz y las espinas de la corona, que en época medieval había tantas que se podría hacer un bosque con ellas.

En 1934, Himmler remodeló el castillo Wewelsburg (en Paderborn, Alemania) convirtiéndolo en un centro de investigación de la raza aria. Estaba convencido de que pronto la leyenda de la “Batalla de Abedul” (el enfrentamiento entre un gran ejército del este que sería derrotado por uno del oeste) se haría realidad, y que el castillo de Wewelsburg donde sería llevado el Santo Grial, sería el baluarte que decidiría la batalla.

Siguiendo la pista del Grial, Himmler y 25 oficiales de las SS del círculo esotérico, partieron en 1940 a Barcelona, ya que se creía que el castillo del Grial no era Montsegur, sino Montserrat. De hecho, Wagner estrenó su ópera Parsifal en Barcelona. El castillo de Montserrat está sentado sobre un lago subterráneo y posee innumerables cuevas, pero los arqueólogos nazis no obtuvieron ningún resultado. Entonces en 1944 Himmler envió al coronel de las SS Otto Skorzenny (el mismo que rescató a Mussolini de las fuerzas aliadas) al castillo de Montsegur, quien aplicando un criterio militar, siguió la línea recta de la huida de los cátaros. Según el investigador norteamericano Howard Buechner, Skorzenny halló miles de monedas romanas, multitud de reliquias, doce piedras cuyos caracteres no pudieron ser descifrados y una misteriosa copa plateada con inscripciones parecidas a las de las piedras, rodeada por tres tiras de oro y base de esmeralda. Siempre según Buechner, el tesoro y la copa Grial fueron trasladados y enterrados en los alrededores del castillo Wewelsburg.

En cuanto a las investigaciones históricas que abordan la versión del linaje de Cristo son sólo teoría, si se probara que Jesucristo tuvo descendencia, habría que volver a escribir la historia del cristianismo. Pero la cuestión de la descendencia “real” se puso en consideración después de la Segunda Guerra Mundial. En una Francia destruida, algunos sectores pensaron en la posibilidad de un reconocimiento “No oficial” de su antigua monarquía. Entonces corrió el rumor de la supervivencia de la dinastía Merovingia, que fueron los primeros reyes de Francia, a quienes siempre se asoció como descendientes de David y de Cristo. En 1956 apareció en ese país un tal Pierre Plantard, que luego de depositar documentos falsos en la Biblioteca de París, dijo ser descendiente directo de los merovingios. En los años 60 este personaje fue preso por fraude y malversación.

Mientras que quienes insisten en la historia de la Sangre Real, realizan interminables genealogías que demostrarían que el linaje de la sangre del Rey David llega hasta los Borbones de España y la Casa Real de los Estuardos ingleses;  otros sostienen que el mito del Grial tendría su origen en los objetos sagrados de la mitología celta. Las leyendas dicen que los druidas (sacerdotes celtas) utilizaban un caldero para preparar brebajes que sanaban e incluso revivían a las personas.

La historia del Santo Grial, evidentemente, comenzó a partir de la literatura ya que la Iglesia jamás lo había mencionado, a pesar de que desde sus comienzos las reliquias tenían un sobrestimado valor. Basta recordar los trozos de la Vera Cruz, la Lanza de Longinos (la que perforó el costado de Cristo), los clavos de la crucifixión, las Espinas de la Corona, el Santo Prepucio de Jesucristo, el Santo Sudario, etc. Muchas de estas reliquias, como clavos, espinas y trozos de Vera Cruz adornaron las coronas de varios reyes medievales. Entonces, si hubiera existido el Santo Grial antes del siglo XII, ¿no sería lógico pensar que la Iglesia, los reyes y emperadores católicos como Carlomagno lo habrían venerado como a las otras reliquias?

Sea un símbolo de sabiduría y de búsqueda interior, o un objeto sagrado, que garantiza la salud y la vida eterna, o el linaje del descendiente directo de Jesús o del rey David, o simplemente un relato, el Santo Grial sigue siendo un enigma sin resolver en la Historia.

Ahora ya lo sabés!
Lic. Alicia Di Gaetano

Referencias
Cacigal, Carlos y Alfredo Ros, El Grial secreto de los merovingios, La supervivencia de la Sangre Real, Madrid, Imprenta Fareso S.A., 2005.
Javaloys, Joaquín, El Grial secreto de los cátaros, La historia oculta de un linaje, Madrid, Editorial ADAF S.A., 2001.
Lesta, José, El enigma nazi, El secreto esotérico del III Reich, Madrid, Editorial ADAF S.A., 2003.