Es la madrugada de un
día de verano en Praga y el silencio inunda las calles. Es 18 de junio de 1942.
Siete hombres se ocultan desde hace unos cuantos días en la cripta de la
Iglesia ortodoxa San Carlos Borromeo. Allí abajo hace frío y apenas pueden
conciliar el sueño, la situación en que se encuentran es sin dudas inverosímil,
sus vidas son juguetes del azar, ahora todo depende de la historia, que se da
de una manera y no de otra. Escuchan de pronto ruido de motores que se acercan.
A esa hora es extraño tal movimiento, algo anda mal, muy mal. De pronto desde
el oscuro hueco de la cripta en el subsuelo de la Iglesia se escuchan pasos.
Los han encontrado.
En 1941 Reinhard Heydrich fue nombrado por el mismísimo Hitler Protector de Bohemia-Moravia. Perdón, creo que debo ir todavía más atrás en la historia, me he adelantado en presentarles a Heydrich.
En
1939 da inicio la Segunda Guerra Mundial y poco a poco va tomando forma la
maquinaria del horror que creó el Partido Nazi alemán con la ayuda de su
instrumento más temible, las SS o en alemán las Schutzstaffel, la organización militar, policial y de seguridad del
régimen. Hitler asciende al poder y con él la locura nacionalsocialista, el
fanatismo nazi, el horror con nombres y apellidos. Junto al Führer se perfilan
las más retorcidas personalidades de la jerarquía del tercer Reich: Heinrich
Himmler, Comandante en Jefe de las SS, Hermann Goering, Comandante de las
Fuerzas Aéreas, Adolf Eichmann, hábil estratega en la
logística del transporte del Holocausto, Bormann, Goebbels, entre tantos otros
nombres desafortunadamente famosos. A lo lejos pero a pasos agigantados se
asoma uno de los personajes más temidos, el “nazi perfecto”, “la bestia rubia”,
“el verdugo de Praga”, “el hombre con corazón de hielo”, Reninhard Hyedrich.
Pero para hablar de la bestia rubia todavía falta, aunque no mucho.
Tal vez esté de más mencionar la imperiosa necesidad de Hitler de “germanizar” la tierra o por lo menos Europa. Cientos de libros se han escrito sobre la teoría de la raza aria del Führer, sobre la superioridad del alemán puro por sobre todas las otras “razas”. Sin embargo para relatarles esta historia me veo obligada a mencionar este punto.
Dentro
de esta política-teoría ideada por una mente retorcida y llevada a cabo por los
lacayos más aduladores, se hallaba la inmediata necesidad de expandir la
“germanidad” por todo el continente, depurar los territorios contaminados de
gente racialmente inferior y de recuperar a los alemanes que se hallaban bajo
otras banderas. Esta fue la realidad que vivió el recientemente formado estado
checoslovaco. Conformado como tal en 1918 después de la I Guerra Mundial,
Checoslovaquia aunaba en su territorio gente de diversas nacionalidades, entre
ellas, más de 3 millones de alemanes que durante esta época comenzaron a poyar
al partido Nazi. Hitler ni lento ni perezoso utilizó esto para poner en su mira
a este nuevo estado. El objetivo del Führer: recuperar los llamados Sudetes,
territorio checoslovaco fronterizo con
Alemania en el cual habitaba esta gran mayoría de alemanes. Esta es una
historia larga y llena de datos imposibles de obviar, pero como debo resumirla,
espero se me perdone la contracción de información que estoy por realizar.
En
1939, Hitler logra el desmembramiento de Checoslovaquia. Por un lado la región
de Eslovaquia se convierte teóricamente en un estado independiente aunque bajo
el ala “protectora” del Reich, por otro lado la zona de los Sudetes se
transforma en el Protectorado de Bohemia-Moravia, directamente bajo el control
nazi. En marzo de ese año ingresan las tropas en Praga y ya nada será lo mismo.
Ahora
sí: Reinhard Heydrich. Este ha tenido dentro del régimen nazi algunas idas y
venidas, de hecho ha estado a punto de perderlo todo, pero si algo se puede
decir de Heydrich es que es un hombre extremadamente inteligente, hábil y por
sobre todas las cosas despiadado. No se contenta con la idea de quedar en el
olvido.
En
1931 ingresa en las SS, lideradas por Himmler, y en poco tiempo se convierte en
su mano derecha. En una escalada astronómica es nombrado en 1936 líder de la
Gestapo, la temible policía de inteligencia del régimen nazi. Se gana la
admiración del Führer que no es poco, le temen sus enemigos y también sus
colaboradores. El mismo Hitler lo llama “el hombre con corazón de hielo”. Es un
hombre físicamente adiestrado para el combate, experto con la espada y de un
ingenio y destreza mental muy útiles para el Reich. Se dice por 1940 que es el
nazi perfecto, por su entrega, por su despiadado carácter y por su porte rubio
y de ojos claros. Heydrich es uno de los cerebros detrás de la Solución Final.
El día de la monstruosa Conferencia de Wansee donde unos diez jerarcas nazis
decidieron el destino de millones de judíos, fue él, quien con la ayuda
logística y meticulosa de Eichmann, se llevó los laureles por la organización
de lo que se conocerá luego como la maquinaria del Holocausto.
No
por nada he mencionado que fue llamado también entre muchos otros apodos, “el
verdugo de Praga”. En 1941 Heydrich es nombrado Protector de Bohemia-Moravia,
el territorio checo recientemente ocupado por Alemania. El objetivo: Eliminar
de una vez por todas a la resistencia local. El pueblo checo no volvió a ser el
mismo. En poco tiempo Heydrich pudo informar al Führer que finalmente el
protectorado estaba en “orden”. Lo ha logrado gracias a fusilamientos masivos,
deportaciones, vejaciones, encarcelamientos, en fin, el terror en su más vivo
ejemplo. Chequia es una cárcel y en ella viven miles de hombres y mujeres atemorizados.
Mientras
tanto, en Londres, se ha formado el gobierno checo en el exilio. Benes, su ex presidente,
con la ayuda inglesa, comienza a urdir un plan que cambiará las hojas de la
historia o por lo menos eso esperan.
Allí,
dos jóvenes checos, aunque debería especificar, un joven eslovaco y uno moravo,
son estudiados de cerca durante sus entrenamientos. Son soldados y
paracaidistas. Pertenecen a la resistencia checa en el exilio y se preparan
para la acción, aunque todavía no saben cuál será su destino. Pueden permanecer
en Londres, enamorarse, casarse y dejar pasar la guerra en la tranquilidad de
las calles londinenses o tal vez el deber los llame.
Dentro de la cripta en
la Iglesia retumban los pasos de lo que parecen ser unas cuantas decenas de
hombres que seguramente van armados. Intento imaginar las miradas de
desconsuelo y desesperanza de esos siete hombres que están sepultados allí
abajo y que todavía no han sido descubiertos, aunque es sólo cuestión de
tiempo.
El
joven eslovaco y el moravo son reclutados en Londres para realizar la misión de
sus vidas aunque deben saber que es un plan suicida y así se los hace saber su
superior. En unos meses un avión los dejará caer en las cercanías de Praga
junto con otros paracaidistas. Llevarán consigo documentos falsos, ropa “made
in Checoslovaquia” para no despertar sospechas y una MISION: asesinar a
Reinhard Heydrich.
Es 27 de mayo de 1942.
En una esquina en Praga el eslovaco y el moravo esperan ansiosos. Han pasado
meses desde que tocaron suelo checo con sus paracaídas, ambos tienen novias y
gente que los ha ayudado en su clandestinidad. Son las 10 de la mañana y el
auto todavía no llega, debería haber pasado ya hace rato, parece que la misión
será un fracaso. Sin embargo improvisamente lo ven, allí viene el vehículo que
transporta a Heydrich. El joven eslovaco se planta en mitad de la calle, el
auto frena, el joven apunta con su Sten dispara y.. nada.. el casquillo se
atora, el tiro no sale, Heydrich sigue vivo. El moravo, que observa la
situación, reacciona, arroja una granada, no da en el blanco pero la bomba
explota en un costado del auto. CAOS. El moravo y el eslovaco emprenden la
huida y después de varios días de vagar por la ciudad se refugian junto a otros
paracaidistas en una iglesia. La ciudad está fuertemente custodiada, se han
convertido en los hombres más buscados del Reich.
Ya han pasado seis horas desde que los siete hombres escucharon por primera vez los pasos en la superficie de la Iglesia. El tiroteo y las explosiones han sido continuos desde la madrugada. Los SS han intentado inundar la cripta y ahumarlos para obligarlos a salir pero los paracaidistas checos han defendido su habitáculo con heroísmo. Han caído muertos ya tres de sus compañeros entre ellos el eslovaco. Quedan cuatro hombres resistiendo. Finalmente cerca de las 16 horas saben que no podrán aguantar más, se han quedado sin municiones, no tienen escapatoria pues están en el subsuelo y los oficiales de las SS han encontrado una segunda entrada. De pronto el silencio. ¿Qué estará pasando en la cripta? ¿Se han rendido? Un oficial SS ingresa lentamente bajando por una pequeña escalera. La escena es dantesca. La habitación está inundada, flotan en ella colchones, papeles, un calentador y algunas ropas, hay un túnel a medio cavar por donde parece que han intentado huir. Sin embargo, allí están los paracaidistas de la resistencia checa, entre ellos el moravo y el eslovaco, sin vida. Se han suicidado antes de caer en las manos de las SS.
Heydrich
si bien había mostrado una leve mejoría en un primer momento, había fallecido
ocho días después del atentado por una septicemia general. Se cree que los dos
paracaidistas lo supieron antes de morir.
El
moravo Jan Kubis y el eslovaco Jozef Gabcik llevaron a cabo el único atentado y
asesinato satisfactorio a un jerarca nazi de tal envergadura (Hitler salió
ileso de varios intentos de asesinato). Fueron delatados por un colega
paracaidista, Karel Curda, que había llegado a Praga en las mismas condiciones
que ellos con otra misión. Fuera de la cripta de iglesia había 800 efectivos de
las SS, no se sabe si los checos tuvieron conciencia de dicho número.
Las
consecuencias del atentado fueron por un lado positivas y por otro lado
desastrosas, si queres conocerlas podes leer la segunda parte de este post en ¡LIDICE VIVIRÁ!
AHORA
YA LO SABES!
Lic. Diana Fubini
Bibliografía
-
Binet, Laurent, HHhH, Buenos Aires, Grupo Editorial
Planeta, 2012
Licenciada Diana Fubini, ¡que buen trabajo el suyo! La felicito. No sabía el dato de esos valientes. Claro... uno ve las películas de Hollywood y parece que la guerra solo la pelearon norteamericanos e ingleses. Pues aquí tenemos a un grupo comando checoslovaco que se la jugó. Hay pasajes que estremecen, como ese en el que hace referencia a la política de limpieza étnica y racial del regimen nazi. ¡¡¡Y pensar que nuestro compatriota Darré al que se refirió la licenciada Andrea en alguna oportunidad, fue uno de los artífices de esa política!!!! (el otro fue Alfred Rosemberg). La felicito nuevamente, muy enriquecedor su aporte.
ResponderEliminarSigan adelante.
Alberto
Hola Alberto! Muchas gracias por su comentario y cuánto me alegro no sólo de que le haya gustado sino que también de que haya leído algo que no conocía y que lo haya disfrutado. Esta es una historia que yo desconocía también por completo y tuve la suerte de cruzarme con un excelente libro que la cuenta. Y es como Ud dice, la historia no la hicieron sólo los yankees!
ResponderEliminarGracias por leernos siempre y por comentarnos!
Saludos!
Diana