jueves, 6 de octubre de 2011

LA TIERRA NO SIEMPRE FUE REDONDA


La Tierra no siempre fue redonda, de hecho para los griegos del siglo VI a.C. la Tierra no era más que un plano flotando sobre un disco de agua. Más allá de los límites del disco, el abismo. Los primeros mapas de la tierra, autoría de Anaximandro y Hecateo de Mileto, mostraban al planeta como un cilindro plano, en una de cuyas superficies vivía el hombre. 

Unos siglos más tarde, se podría decir que la tierra ya era esférica a medias, aunque no estaba todo dicho aún. Filósofos como Pitágoras y Aristóteles se animaron a afirmar que la tierra era una esfera, basándose, por ejemplo, en la observación de otros astros. Si estos eran esféricos, la tierra, pensaban, debería serlo también. En el siglo II a.C el griego Eratóstenes se animó a hacer la primera medición de la circunferencia del planeta, basándose obviamente en la premisa de que la tierra era en efecto redonda. ¿Cuál fue el resultado? 252.000 estadios. El estadio griego era la unidad de medida y este medía unos 157 metros, les dejo las matemáticas a ustedes.
Por ese entonces se creía que la tierra estaba dividida en tres zonas. En los extremos había dos zonas de climas muy fríos (los polos), en el centro una línea con clima tórrido, extremadamente caluroso, intransitable y al sur y al norte de esta línea tierras de clima templado. Al Norte de esta línea estaba el mundo conocido, al sur unas tierras donde se decía que habitaban los Antípodas, hombres que vivían al “revés”, que pisaban “lo opuesto de nuestros pies” y “donde el sol nace cuando se pone respecto de nosotros”.  

En el siglo II d.C. Ptolomeo planteó una muy curiosa visión del planeta en su Geographia que se refleja en el mapa que se hizo en base a sus escritos. Europa ya existía casi en su totalidad y las costas del Norte de África se asomaban junto a una parte de Asia Menor. Sin embargo para Ptolomeo el océano Pacífico no eran tan océano sino que era una especie de mar encerrado por unas tierras inventadas por las cuales se habría podido llegar a Oriente, pero claro, estas tierras no habían sido pisadas por hombre alguno, por ende, decía Ptolomeo, era mejor no aventurarse. 
(Mapa: ver la parte de tierra que une el sur de África con Asia. Estas son tierras producto de la invención de Ptolomeo)

Ya para los inicios de la cristiandad la tierra era prácticamente esférica aunque todavía quedaban algunos escépticos. Las discusiones no terminaban aun. Lo que quedaba sin resolver también era el tema de estos hombres que vivían del otro lado del mundo, esa parte de la tierra donde nunca nadie había ido. Y este, aunque puede parecer un tema menor, no lo era en absoluto. El hombre podía aceptar que la tierra fuera redonda, pero si era redonda, entonces algo tenía que haber del otro lado, y si había algo ¿qué era? ¿Tierra? ¿Océanos? ¿Hombres? He aquí el problema. ¿Había humanidad del otro lado de la redondez de la tierra? Pero como habíamos dicho anteriormente, la tierra estaba dividida por una línea en el centro de un clima tan extremo que era imposible ser transitada (obviamente era una manera de explicar por qué no se conocía esa otra mitad del mundo). Esto era lo que tanto preocupaba a los pensadores de la cristiandad. ¿Cómo habría sido posible que Adán y Eva hubieran podido poblar esa otra parte del globo si obviamente no habían podido pasar físicamente por esa línea divisoria? Y si estos Antípodas no eran descendientes de la pareja primigenia entonces no habían sido salvados por Jesús por tanto eran gentes condenadas. Sin ir más lejos San Agustín no comprendía cómo era posible siquiera creer en estos hombres/criaturas que vivían al revés ¡pues nada sobre ellos aparecía en las Escrituras!
De todas maneras, con o sin Antípodas, la idea de la tierra como una esfera era casi un hecho. Pero no nos adelantemos, la tierra no era todavía como hoy la conocemos.
Ya en la Era Moderna y acercándonos a la “era de los descubrimientos” un nuevo mapamundi de la autoría de un monje veneciano mostraba el mundo como se lo pensaba en ese momento. La tierra ya tenía Europa, África y Asia, pero faltaban todavía algunos componentes. 

Quedaba por averiguar todavía si había algo entre Asia y Europa, digamos donde está hoy América. De esto se encargó Martín Behaim en 1492. En su mapa aparecían entre estos dos continentes unos archipiélagos fantásticos, por no decir inventados. Esto no debería sorprendernos, ya vimos que era algo común tergiversar un poco los hechos para explicar lo que no se conocía.

Ahora bien, si estaban todos de acuerdo en que la tierra era esférica, entonces ¿Por qué no se lanzaban a la aventura hacia el Oeste, navegando desde Europa por el Atlántico para llegar Oriente? El gran problema era la distancia. Nadie sabía cuántos kilómetros había realmente entre Europa y las Indias, por tanto la pregunta del millón era si se podía sobrevivir o no a ese viaje.
El que encendió la mecha de la curiosidad fue el italiano Paolo dal Pozzo Toscanelli, que en 1474 le sugirió al rey de Portugal realizar dicha travesía. Pero por más iniciador que fuera Toscanelli, el problema de la distancia se mantenía. Por suerte para él, la medición de la circunferencia de la tierra no era propiedad intelectual de Eratóstenes (recordemos los 252 mil estadios) ya que si se hubiera basado en sus mediciones, que a propósito eran bastante exactas, el viaje habría sido imposible. Sin embargo otro hombre, un siglo después que Eratóstenes, Posidonio de Apamea, había realizado otra medición que daba un número mucho menor. Por lo tanto, si la Tierra era más pequeña entonces la distancia entre los dos continentes era menor por cuanto la travesía era realizable… O por lo menos eso pensaban.
Basado en los cálculos de Posidonio y en el primer intento de Toscanelli, un italiano genovés, se presentó ante los reyes de España, los católicos y logró su apoyo. Cristóbal Colón partió en 1492 hacia las tan ansiadas Indias con las tres famosas embarcaciones, la Santa María, la Niña y la Pinta.
De no haberse interpuesto en su camino el continente americano, seguramente la expedición habría fracasado pues Colón pensaba que la distancia entre Europa y las Indias era de 2.400 millas marinas cuando en realidad hay 10.700…
Colón murió sin saber que había llegado realmente a un nuevo continente, sin embargo tiempo después ya se había llegado a la conclusión de que América no era las Indias y que por tanto éstas debían estar del otro lado. La Tierra se iba completando de a poco.
Treinta años después en 1519, una nueva expedición al mando del portugués Fernando de Magallanes partía de Sevilla para hallar el pasaje a través del nuevo continente hacia las Indias. Magallanes halló el estrecho que lleva su nombre y atravesándolo llegó a Filipinas.  La expedición regresó a Sevilla tres años después. Esta fue la primera vuelta al mundo y la comprobación empírica de la redondez de la tierra.


Mucho quedaba por descubrir todavía, pero de a poco la Tierra se convertía en lo que hoy vemos en nuestros mapas.

 
AHORA YA LO SABES!

Lic. Diana Fubini

Bibliografía
Levinas, Marcelo Leonardo, Las imágenes de universo. Una historia de las ideas del cosmos, Buenos Aires, FCE, 1996
Pigafetta, Antonio, Primer viaje alrededor del mundo, Buenos Aires, El elefante blanco, 2001
 

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