sábado, 22 de octubre de 2011

¡PASA LA PELOTA!

Es cierto. El vestigio más antiguo del juego de pelota no es aquella figurilla, ya con los años amarillenta y seguro perdida en algun rincón de la casa que evoca la Copa Mundial del 78 en donde “Gauchito”, con la camiseta argentina, aparecía pateando la Adidas Tango, pelota futbolística que por cinco mundiales mantendrá el mismo diseño. No. El origen de este juego se remonta siglos atrás.

Se sabe que los Aztecas practicaban un juego donde vencía aquél que lanzara el balón sin usar las manos a través de un anillo en el muro del campo. Esta practica tenía características religiosas ya que el capitán del equipo vencedor tenía la suerte de ser sacrificado para permitir al Sol seguir mostrando su esplendor y para que la Tierra continuara siendo fuente de vida.  En la China de hace más de 2000 años, por otra parte, existía el TSU-CHU donde los jugadores tenían que patear la pelota a través de una red de seda suspendida entre dos altos palos de bambù. A los vencederos se les ofrecían frutas, flores, vinos, copas de plata, etc., mientras que el capitán del equipo perdedor podía ser azotado y golpeado. En Norteamérica, los Esquimales del siglo XVII y XVIII practicaban un juego a la luz de la luna donde se encontraban dos equipos cuyo objetivo era portar la pelota hasta la meta adversaria.

Cuando Ulises, en la Odisea, se encuentra en la corte fenicia del rey Alcino, Homero nos relata como éste, en honor a su huésped, invita a sus hijos a jugar El Uranio, uno de los juegos de balón practicados en la Antigua Grecia en el siglo VIII a. C. La importancia de este relato reside en que se trata de uno de los primeros testimonios escritos del juego de pelota en aquella época, si bien existen indicios de que se practicaba también en el Egipto de los Faraones, gracias a pinturas y descubrimientos de balones de piel forrados en Tebas, encontrados en varias tumbas. Sin embargo, se debe a las testimonianzas griegas que hoy en dia conocemos cómo se jugaba. Tanto el Uranio, el Episkiros, y otros, eran prácticas colectivas en donde el objetivo era llevar la pelota de cuero hacia la línea al fondo del campo adversario. Claudio Galeno, uno de los médicos más importantes de la Antigüedad y nada menos que doctor personal del emperador romano Marco Aurelio, aseguraba que la superioridad del juego de pelota era que no sólo hacía trabajar el cuerpo sino que se trataba también de una fuente de diversión: “Recomiendo a los jóvenes este deporte que asegura la salud del cuerpo, que da a los miembros la justa proporción y que alimenta al espíritu.”

Ya en el siglo I a. C. Grecia queda bajo dominio romano por lo que de a poco, estos juegos se difundirán por todo el imperio. El más popular sera el Harpastum, cuyo nombre hacía alusión a la dureza de la pelota. Según los diferentes testimonios, se practicaba en un terreno rectangular con una línea en el medio y dos en el fondo. El objetivo era llevar la pelota con grandes “scrums” hasta la línea adversaria. Se jugaba de esta forma ya que un balón tan duro no podía ser pateado pero lo pintoresco era que se podía frenar al adversario sea tackleándolo, tomándolo por el cuello o por cualquier  otra parte del cuerpo. Según algunos historiadores, este juego sería uno de los antecedentes del Rugby.

Hija del Harpastum era la Soule, muy practicado en el Medioevo británico y francés, de donde más adelante tomará el nombre de “Football”. Se trataba de un deporte muy rudo que se jugaba por las calles de la ciudad, destruyendo muchas veces casas, negocios y turbando a la sociedad, ¿suena  familiar? Para llevar la pelota hacia la meta final, todo era permitido! Lo testimonian la cantidad de incidentes incluso mortales y el número de edictos reales que lo prohibían. Hasta existen pedidos de Indulgencia que concedían el perdón a aquellos que habían roto la cabeza a su adversario! Se trataba de un juego realmente violento pero lo positivo de esto era que permitía a los hombres de aquella época mostrar su coraje y fuerza.

Esta pelota de grandes dimensiones simbolizaba al Sol, así los demuestra su derivación del latín y del céltico “Seaul”, y la práctica de dicho deporte aseguraba la fertilidad para las cosechas.  Pero, ¿Cómo llegó este juego a estas tierras? Muy fácil. Fueron las legiones romanas en Galia, actual Francia y Britania, quienes llevaron el Harpastum a estas regiones. Luego, los normandos de Guillermo el Conquistador invadieron Gran  Bretania en 1066, expandiéndolo por todo el territorio conquistado.

Asi se llegará a la Guerra de los Cien Años (1337-1453) en donde gran parte de los hombres en Inglaterra había abandonado la práctica del arco y flecha, deporte caracteristíco sajón, por el juego de pelota, por lo que la necesidad de la guerra llevará a Eduardo III a lanzar una proclama que establecía la obligación de practicar el arco y la felcha que serviría para el enfrentamiento bélico, con pena de prisión para aquellos que perdieran el tiempo jugando a la pelota en esos momentos críticos.

El juego de balón tambien sufrió prohibiciones por parte de los Puritanos en dichas tierras, que no permitían practicar dicho deporte los domingos ya que se trataba del día dedicado a la religión. Sin embargo, la Soule, se seguiría practicando y poco a poco, iría perdiendo sus características cruentas, y hasta dejaría de ser jugado en las calles.

El ya denominado Football fue encontrando adeptos sobre todo en las escuelas públicas del Norte de Inglaterra y Escocia para convertirse, ya en el siglo XVIII, en un deporte practicado por una amplia mayoría. Mientras que el Rugby encontró sus inicios en la ciudad inglesa homónima, en 1823, cuando William Webb Ellis jugando un partido de football con sus compañeros y harto de no generar situacion de gol, tomó la pelota con sus manos y la apoyó en el arco adversario. El efecto de esa jugada prosperó tanto que en 1871 se fundo la Rugby Football Union, y a fines del siglo XIX se establecio el Torneo de las Cinco Naciones: Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y Francia.
Los años pasaron y ambos deportes se popularizaron de tal manera que no existe rincón del mundo donde hoy no se practiquen.


AHORA YA LO SABES!

Lic. Andrea Manfredi

Ravagnani, Luciano y Pierluigi Fadda, Rugby. Storia del Rugby Mondiale dalle origini ad oggi, SEP Editrice, 2007

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