“Sé que lo que se cometió en San Carlos fue un crimen de guerra, pero
esto fue debido al descontrol que sucumbió en el momento”. Teniente primero
Carlos Daniel Esteban, el “Leonidas Argentino”
Lo que sigue a continuación es su
relato:
En esa fría mañana del 15 de mayo
de 1982, a las 10hs., mis hombres y yo fuimos trasladados con dos helicópteros desde
Puerto Darwin y Prado del Ganso, escenario de uno de los enfrentamientos más
crudos de Malvinas, a Puerto San Carlos, ubicado en el límite noroccidental de
la isla Soledad. Nuestro objetivo era relevar a los efectivos de la Compañía de
Comandos 601 que desde hacía dos días se encontraban inspeccionando y
reconociendo el lugar y dar alerta sobre un posible desembarco inglés. A partir
de ese momento, el Regimiento de Infantería 25 o Regimiento “Güemes”, bajo mis
órdenes, ocuparía dicha plaza.
Una vez llegados me entrevisté
con el teniente primero Daniel González Deibe el cual me explicó la situación
imperante. Acto seguido, dispuse a mis hombres para un reconocimiento de la
zona además de ubicarlos en posiciones de observación y defensa. Continuamos
con su misma misión: observar y alertar ante un posible desembarco. Coloqué
varios hombres para mantener el control de la población en San Carlos. A pesar
de nuestros despliegues y desplazamientos, el armamento con el que contábamos no
era el ideal ya que su corto alcance no nos aseguraba un desenlace a nuestro
favor. Sin embargo, el juramento y sentimiento de patria, nos instó a continuar
defendiendo el enclave.
La mejor decisión fue dividirnos
en tres grupos de 20 hombres cada uno al mando de los subtenientes Roberto
Reyes, José Alberto Vázquez y mío. Dispuse rotar a mis hombres cada 48 horas a
fin de no agotarlos física y mentalmente. Esa noche nos quedamos los tres
conversando y compartiendo hasta tarde y a las primeras horas de la mañana
partimos rumbo a nuestras posiciones.
Ya sea por instinto o tal vez por
mi formación académica en Ciencias Políticas que realicé de forma paralela a mi
carrera militar, permití a los civiles de San Carlos seguir con sus vidas
normalmente para no levantar sospechas al enemigo. Así supondrían que no nos encontrábamos en el
lugar, y eso nos daría un margen de maniobras.
Se ve que funcionó.
Unos días después, once buques
británicos se dispusieron a desembarcar miles de hombres transportando grandes
cantidades de armamento y equipo. Nosotros éramos solo ochenta efectivos,
ellos, cerca de 4000.
La situación geográfica al
sudoeste de las islas nos resultó beneficiosa ya que sus playas rocosas
dificultarían el desembarco de los ingleses. No solo la geografía sino también
el clima entorpecían sus movimientos ya
que imaginar a esos hombres desplazándose y cargando armamento en aguas
heladas, hacía que se me congelara la sangre, literalmente.
A la 01.30hs de la madrugada del
21 de mayo, escuchamos una fuerte detonación. Sobresaltados nos alzamos en
armas y nos pusimos en guardia. Mientras intentábamos recomponernos del frío y el
sueño sentimos nuevas detonaciones por lo que mandé a preguntar a los hombres
que hacían vigilancia qué era lo que sucedía.
Fui alertado de que algo estaba ocurriendo por lo que rápidamente me
dispuse a movilizar a mi regimiento y cubrir los 150 metros de pendiente que
nos separaban del puesto de observación. En ese instante, quedé atónito. La
bahía y nosotros éramos testigos del descomunal desembarco británico. Logré divisar
cinco buques de guerra que navegaban junto al gran crucero “Canberra” apodado,
la “ballena blanca” por sus extraordinarias dimensiones. Los helicópteros en el aire y la gran
cantidad de lanchones que navegaban hacia la costa, completaban el panorama. Nosotros
no llegábamos a cien hombres y nuestro armamento no era apto para lo que se
avecinaba.
Rápidamente, me dirigí a mi puesto de mando para darle “las buenas
nuevas” al General de Brigada Omar Parada en Puerto Argentino. Inmediatamente ordené al subteniente Vázquez reunir dos grupos que avanzarían por la
derecha y la izquierda; uno bajo su mando, el otro bajo el mío. Era una situación límite, sin duda alguna, y
eso se reflejaba en el rostro de mis subalternos. Sin embargo, con valentía,
siguieron y acataron mis órdenes. Digno de destacar; digno de recordar. Por cierto, tuve que
volver a insistir solicitando apoyo aéreo al general Parada, el cual se mostro aprensivo
ante tremenda noticia: “¡Vienen de a miles!” recuerdo haberle dicho a viva voz.
Mientras el enemigo avanzaba
hacia nosotros, me apresuré a destruir toda documentación además de evacuar el
pueblo de San Carlos. Si hubiésemos permanecido un minuto más en el lugar, nos
habríamos encontrado envueltos en un enfrentamiento desigual, favorable a
ellos, sin duda. Así, nos encaminamos
hacia los montes que se extendían detrás y tomamos posiciones pero la Compañía
B del Para 3 británica nos detectó y abrió fuego contra nosotros. La diferencia
de armamento se hacía notar. Mientras tanto, dos helicópteros sobrevolaban la
zona apoyando a las tropas desembarcadas. Para mal, otros dos helicópteros se
sumaron provistos de ametralladoras y cohetes. Desde nuestro puesto éramos
testigos del avance de los 4200 efectivos británicos que llegaban al pueblo.
Recuerdo que todavía era muy
temprano y el frío entumecía los huesos cuando vi aproximarse hacia nosotros un
Sea King solo, por lo que en ese instante me di cuenta que se había producido
una descoordinación entre el helicóptero y las fuerzas enemigas ya que estos
llegaban por detrás de nosotros pero no avistábamos a las tropas por el frente.
Así fue que ordené a mis ochenta hombres abrir fuego, averiándolo.
El enemigo no se hizo esperar por
lo que decidí cambiar de posición. El terreno y la disipación de la niebla no
nos ayudaron pero a pesar de todo logramos despistarlos llevándolos a una
posición de frente a nosotros. Cuando el Sea King se alejaba humeando, apareció
un segundo helicóptero, en este caso un Gazelle, de menores proporciones por lo
que, sin perder tiempo ordené nuevamente abrir fuego. En medio del griterío de
mis hombres vi como el helicóptero era alcanzado por nuestros proyectiles y
comenzaba a caer para hundirse en las aguas del río San Carlos. Sus tripulantes,
gravemente heridos, emergieron de entre
los hierros retorcidos e intentaron nadar hacia la orilla. Los “sapucais” de
los soldados correntinos, complementaban le escena.
En ese momento, mis hombres
comenzaron a disparar desenfrenadamente contra ellos, el sargento Evans y Ed
Candlis, quienes heridos gravemente intentaban escapar de los disparos. No pude
contenerlos. Más tarde, se me acusaría de haber cometido crimen de guerra pero
en ese instante, en el fragor del combate, se me hacía imposible contener a mis
subalternos e indicarles que lo que estaban haciendo no era lo correcto. Son esos
segundos en la guerra en los cuales el desahogo y el deseo de victoria, sobrepasan
lo ético.
Para ese entonces nos
encontrábamos totalmente rodeados por la infantería, los helicópteros por
detrás y los buques en la bahía. Esta situación me llevó a organizar un nuevo
desplazamiento para ocultarnos. En ese instante vimos llegar un segundo Gazelle
sobre el que volvimos a abrir fuego. El artefacto se estrelló a metros del río
San Carlos y comenzó a incendiarse. Ordené un nuevo cambio de posiciones,
notando que habíamos despistado a los británicos ya que seguían disparando sobre
el punto anterior.
El helicóptero que habíamos
derribado ardía con los cadáveres de sus tripulantes en su interior. En medio
de tan tremenda escena, recuerdo que uno de los subalternos del subteniente
Vázquez, el cabo primero Ubaldo Ferreyra, se dirigió a él para pedirle autorización
para cortar una oreja a uno de los pilotos fallecidos ya que le había prometido
a su hermano llevarle la del primer inglés que matara. El subteniente Vázquez,
ante semejante pedido, indignado, le ordenó volver a su posición.
Teníamos que dejar al enemigo
detrás por lo que nos desplazamos unos 350 metros por la orilla hasta
encontrarnos con un acantilado que conducía a la costa. El descenso se
dificultaba y para agravar aún más la situación un nuevo Gazelle se aproximaba,
disparando con sus ametralladoras. Ni mis hombres ni yo nos amedrentamos ya que
respondimos al ataque, averiando el aparato y obligándolo a replegarse.
Fue en ese entonces que viendo
que la misión que se nos encomendó había sido cumplida ordené un último
desplazamiento en la espera de ser rescatados. Permanecimos en ese lugar casi
tres horas y media hasta que divisamos un nuevo Gazelle que se acercaba a
nosotros. Inmediatamente adoptamos una posición que nos favorecería en el
enfrentamiento que hizo que el helicóptero se retirara a toda prisa. Esto nos
permitió un nuevo cambio de posiciones y escapar sin ser detectados. Logramos
llegar a la localidad de Douglas Paddock donde establecimos contacto con Puerto
Argentino, sede del alto mando. Al día siguiente, 25 de mayo, conmemoramos el
Día de la Patria y finalmente fuimos recuperados por un helicóptero propio y trasladados
a Puerto Argentino.
Mientras sobrevolábamos esas
tierras agrestes y desiertas, mis sensaciones se mezclaron. Por un lado sentía
una gran alegría por haber cumplido con mi deber de soldado argentino
reduciendo al enemigo a pesar de la diferencia de efectivos entre ambos bandos,
pero por el otro, sentía una profunda tristeza por las vidas que se habían
perdido. La guerra nos lleva a experimentar sensaciones y vivencias que muy difícilmente
se pueden ignorar u olvidar.
Un día y medio después, decidí
volver al frente por lo que junto con mis hombres, nos trasladamos a Darwin.
Pero eso es ya otra historia...
Ahora ya lo sabés.
Lic. Andrea Manfredi
Fuentes:
Manfredi, Alberto N., Malvinas. Guerra en el Atlántico Sur en
< www.guerratlanticosur.com.ar>
Lic. Manfredi: Desconozco a quien cita como "fuente" pero su "relato" tiene serias inconsistencias históricas: primero no fueron 80 como Ud. menciona, sino 115, de los cuales 65 murieron o fueron heridos, por lo que me parece una falta de respeto a aquellos que no volvieron que los haya omitido. Me gustaría tambíén que cite de dónde salió eso de que los argentinos querían cortarles las orejas a los ingleses. Eso estimada, lo hacían los gurkas que eran mercenarios contratados por los ingleses. La Historia, la VERDADERA, se escribe con la verdad y no tergiversando los hechos. Le agradecería que lea el siguiente sitio http://www.zonamilitar.com.ar/foros/threads/los-nuevos-h%C3%A9roes-de-mayo-tte-1ro-carlos-daniel-esteban.11517/
ResponderEliminarEduardo
Realmente llama la atención la soberbia y agresividad innecesaria con la que usted se expresa. Acusarme de que he querido tergiversar los hechos y no respetar a los ex combatientes me parece una falta de respeto grave de su parte pero procedo a responderle.
EliminarSr. ¿Usted me remite a un artículo extraído de la Revista “Gente”? Porque en la página que me recomendó así figura. Le recuerdo algunos titulares de la fuente que usted me recomienda: "Estamos Ganando", "Seguimos Ganando", "La Flota se Hunde" ¿Usted tiene idea el papel que jugó esa revista durante la guerra? ¿Porqué no revisa un poco esas publicaciones?
El Teniente Primero Esteban dividió su fuerza apostando en la altura 234 (Fanning Head) a la sección del subteniente Reyes, de aproximadamente 30 hombres, con la cual perdió contacto al quedar aislada durante el combate. Por consiguiente, cuando Esteban hace el relato, tenía bajo su mando un número de hombres cercano a los 80, tal como dice el artículo que Ud. me recomienda leer (le recuerdo una vez más, “señor”, que para entonces se había perdido todo contacto con el subte. Reyes)
En cuanto al número de muertos que usted cita, de donde sacó ese dato? ¿Otra vez de Gente?, porque le aclaro que en el combate de San Carlos, Esteban no tuvo ningún muerto ni herido. Solo la sección del subteniente Reyes los tuvo y fueron cuatro, atendidos inmediatamente después de finalizada la batalla por los propios ingleses.
En cuanto a lo de las orejas que el cabo primero Ferreyra pretendía cortarle a un inglés, el mismo subteniente José Vásquez, su superior, fue quien dio a conocer el suceso en su relato del combate que puede leer en el sitio El Malvinense (http://www.malvinense.com.ar/foro/viewtopic.php?t=113&start=80) y en la misma página que usted me recomienda, Zona Militar, cuyo link le transcribo para que se tome la molestia de aprender: http://www.zonamilitar.com.ar/foros/threads/violaciones-britanicas-convencion-de-ginebra.26642/page-4.
Ahí mismo podrá leer de boca del mismo Vásquez sus textuales palabras: “El cabo 1° Ferreyra se me acerca y me dice: “Mi subteniente, ¿me autoriza a cortarle una oreja?” “Déjese de joder”, le digo, “que esto puede explotar en cualquier momento”. “Es que le prometí a mi hermano llevarle la oreja del primer inglés que matara”. “¡Déjese de joder!”, le volví a gritar y le ordené avanzar eludiendo los restos del helicóptero”.
Cuando usted me quiera hablar de historia VERDADERA, no me remita a un artículo extraído de la revista “Gente”.
Lic. Andrea Manfredi
Estimado Eduardo, ¡¡¡¡Es triste ser idiota, pero mucho más lo es esforzarse por serlo!!! Acabo de leer la respuesta que le dejó la licenciada Manfredi. Usted es realmente patético.
EliminarQue le sea leve Y QUE VIVAN NUESTROS HEROES DE MALVINAS!
Daniel Alarcón
Lic. ANDREA MANFREDI desde hace mucho tiempo que sigo con mucho interes este blog el cual me parece muy bueno ,pero en esta oportunidad debo decir que no me ha gustado la publicacion del dia de hoy.
ResponderEliminarCreo que no es el momento para desempolbar un crimen de guerra cometido por parte de nuestros soldados ya que es un tema muy suceptible al sentir nacional y con este relato no los hace quedar como lo fueron VERDADEROS HEROES.
PARA TODOS ESOS VALIENTES SOLDADOS QUE DEJARON SU VIDA EN LAS ISLAS Y TAMBIEN PARA LOS QUE VOLVIERON ...HONOR Y GLORIA !!! VIVA LA PATRIA!!!
CESAR
Estimado Cesar:
EliminarDesde ya, muchas gracias por seguir nuestro blog.
Lamento realmente que se haya quedado en ese dato ya que la intención de este post fue, como bien el título hace mención, demostrar la VALENTÍA DE NUESTROS HOMBRES ante semejante desembarco y el buen desempeño de estos.
Lo que usted menciona es algo que muchas veces en las guerras sucede. Si bien se fija, el mismo Esteban asume su responsabilidad de ese momento cosa que es digna de su parte Además, este mismo episodio se encuentra relatado en la entrevista al subteniente Vázquez, pero el único fin de este post, se lo vuelvo a repetir, ha sido demostrar que aquellos argentinos que pelearon en Malvinas fueron hombres que entregaron todo por su patria.
Lic. Andrea Manfredi
Estimada Lic. Andrea Manfredi
EliminarA mi modo de entender lo que resalta de lo que usted escribio es el acto de disparar cobardemente a un herido sin posibilidad de defensa y el pedido de un Cabo de cortarle la oreja a un soldado ingles muerto como trofeo de guerra y si en verdad usted quizo demostrar la valentia de nuestros HOMBRES ante semejante desembarco quedo opacado con esa parte de la historia que usted nos transmite.
Como fiel seguidor de su blog yo tambien lo lamento mucho en comunicarle que esta publicacion no me gusto sepa usted enteder y respetar mi pensamiento.
PARA TODOS ESOS VALIENTES SOLDADOS QUE DEJARON SU VIDA EN LAS ISLAS Y TAMBIEN PARA LOS QUE VOLVIERON ...HONOR Y GLORIA !!! VIVA LA PATRIA!!!
Cesar
¡Por favor, señor Cesar! Lo suyo es realmente grave y sintomático. La licenciada Manfredi no ha hecho mas que reproducir lo que los mismos combatientes han relatadod despues de la guerra. Son hechos REALES, que han ocurrido y que forman parte del conjunto de lo que sucedió. Lo que usted hace no es mas que esconder la cabeza dentro del agujero, como el avestruz, para no ver la realidad. Una actitud muy nuestra, muy argentina. Le recuerdo otra "Los argentinos somos derechos y humanos". La historia es como es, no como nos gusta o queremos que sea o peor, COMO NOS CONVIENE. Y que le quede bien claro que ¡¡NADA OPACA A ESOS VALIENTES!!!! las palabras "cobardemente" y "opacado" son suyas. nada mas que suyas. No quiero imaginarme siquiera lo que debe ser una guerra; estar metido en ella. Aqui nadie disparo cobardemente. Como lo dijo en su momento el valeroso teniente Esteban, en el fragor del combate, cuando la adrenalina esta a mil, cuando tenemos a la muerte cara a cara, es miuy dificil controlñar los impulsos y evaluar lo que esta bien y esta mal. A mi no me opacaron nada. Yo solo veo, con mucho orgullo, a un puñado de valientes enfrentando a un enemigo inmensamente superior con un coraje que los mismso ingleses han resaltado. Usted es de esos que quiere que le cuenten las cosas lindas. No señor, la historia es como es, tal cual sucedió, y en eso, la licenciada Manfredi lo hizo brillante, como todos sus aportes. Yo tambien la vengo siguiendo y me nutro de sus aportes.
EliminarLicenciada Manfredi. La felicito por su escrito. Gracias por refrescarme la memoria con estos verdaderos LEONIDAS argentinos.
Daniel Alarcón
Hola CESAR y Lic. Manfredi. Me gusta mucho que se abran debates de datos porque nos sirve para los que recién estamos comenzando la carrera de historia. Hace unos pocos días que vengo siguiendo este blog porque me parece entretenida la forma de contar historia. Pero, desde mi punto de vista, me parece, César, que la historia debe ser contada en forma objetiva, los datos tal cual fueron. Creo que no nos hace falta que nos oculten hechos de la guerra para pensar que nuestros soldados fueron y siempre serán nuestros HEROES. Que hayan hecho/vivido cosas que pasa en cualquier guerra, no los hace quedar como criminales. Sólo una mente cerrada pensaría eso. Yo disfruté el relato. Muchas gracias.
ResponderEliminarMarianela Molinari (2do año de Historia).
Srta. Marianela Molinari si usted no leyo bien el relato del Tte. Primero Carlos Daniel Esteban dice lo Siguiente:
ResponderEliminarEn ese momento, mis hombres comenzaron a disparar desenfrenadamente contra ellos, el sargento Evans y Ed Candlis, quienes heridos gravemente intentaban escapar de los disparos. No pude contenerlos. Más tarde, se me acusaría de haber cometido crimen de guerra pero en ese instante, en el fragor del combate, se me hacía imposible contener a mis subalternos e indicarles que lo que estaban haciendo no era lo correcto. Son esos segundos en la guerra en los cuales el desahogo y el deseo de victoria, sobrepasan lo ético.
Srta.Molinari como vera surge del propio relato del Tte.Primero que se lo acusaria de haber cometido un crimen de guerra y la verdad que me parace que retrotraer ese punto concreto de la historia no los deja bien parados a nuestros HEROES.comocidadano clase 1962 (usted como estudiante de historia sabra que la clase 1961 y 1962 son los que fueron convocados para servir a la patria en esa guerra) Me duele porque MALVINAS es una herida que no termino de cicatrizar ,pero con el honor de haber jurado dar mi vida por mi Bandera y pais que creo que muchos de su generacion no tienen idea de que se trata eso .
Y para terminar me alegra por usted que haya disfrutado del relato , PERO A MI MENTE CERRADA...NO ME GUSTO !!!
PARA TODOS ESOS VALIENTES SOLDADOS QUE DEJARON SU VIDA EN LAS ISLAS Y TAMBIEN PARA LOS QUE VOLVIERON ...HONOR Y GLORIA !!! VIVA LA PATRIA!!!
Cesar
Usted lo dijo bien, señor César. Usted tiene una mente muy cerrada. Usted mismo reprodujo las palabras del teniente primero Esteban. Usted es elemental. Np hay nada que deje mal parados a nuestros heroes. ¿Leyó usted los libros del soldad Vincent Bramley? El no oculta nada de lo que hicieron los ingleses. Eso es valentía también, como las del teniente primero Esteban y el subteniente Vasquez cuando años despues relataron los hechos tal cual fueron. Ruego al cielo que nunca se dedique usted a escribir historia. Ocultaría todo lo que no le gusta y solo pondría lo que le conviene. Usted mismo lo ha dicho con sus palabras. La licenciada Manfredi también homenajeó a "TODOS ESOS VALIENTES SOLDADOS QUE DEJARON SU VIDA EN LAS ISLAS Y TAMBIEN PARA LOS QUE VOLVIERON ...HONOR Y GLORIA !!! VIVA LA PATRIA!!!"
EliminarDaniel Alarcón
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
EliminarA las autoras de este extraordinario blog y en este caso especial, a la licenciada Manfredi: las vengo siguiendo desde que comenzaron y realmente he aprendido cosas increibles. Licenciada Manfredi, su nota es magnifica, me lleno de orgullo y emocion. Por eso le digo que no se preocupe por las criticas. El argentino, lamentablemente es asi. Un avestruz que prefiere no ver la realidad o que habla como erudito de cosas que no domina. Por eso le digo que este blog es excelente. A las grandes obras las sueñan los locos, las realizan los audaces y las critican los imbeciles. Saludos y felicitaciones.
ResponderEliminarDaniel
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimados;
ResponderEliminarDesde el blog, los invitamos a seguir comentando y compartiendo. A veces uno podrá estar de acuerdo con lo que subamos y otras veces no, pero eso no quita que no podamos opinar, criticar, comentar, etc., siempre en un clima cordial y de respeto hacia el otro.
Muchas gracias.
Lic. Andrea Manfredi
Esta buenisimo el relato, habia muchas cosas que no sabia. Me parece una boludes lo que dice cesar. Saludos.
ResponderEliminarNahuel
Andrea, muy bueno el post!!!
ResponderEliminarTe felicito!
Fernando
Excelente post, licenciada Andrea, como nos tiene acostumbrados. Es un horror comprobar el grado de mediocridad y soberbia de algunos "lectores" y comprobar como el argentino le sigue teniendo pánico a la verdad. Como necesita rodearse de mitos y mentiras para estar tranquilo. Porque ocultar los hechos también es mentir. Es típico de las mentes estrechas criadas en ambientes de pequeñez intelectual, tal el caso del César ese (ni hablemos del otro). Genial lo que le dice Daniel, yo también le ruego a Dios que a ese señor no se le ocurra nunca ser historiador. La felicito. Sus aportes son siempre enriquecedores.
ResponderEliminarAlberto
Estimados;
ResponderEliminarGracias por haberse interesado por este post. Gracias por haberse interesado por estos HEROES ARGENTINOS.
Sigan compartiendo con nosotras!
Hasta el próximo post!
Lic. Andrea Manfredi
Estimada Lic. Manfredi FELICITO a usted y a sus 2 colegas lo brillante y excelente del AHORA YA LO SABES POSTEANDO HISTORIA .
ResponderEliminarLamento profundamente el alto nivel de Soberbia y agresividad con la cual sean expresado asia mi persona por un simple comentario comentario alguno de sus seguidores ,tal es el caso de daniel alarcon , nahuel , alberto y daniel.
Me despido de este Blog deseandoles a usted Lic. Manfredi y a sus dos colegas deseandoles lo mejor y que sigan apostando a este tipo de emprendimientos .
Cesar
Que suerte que se despide del blog, señor César. Su cerrazon y ofensa lo lleva a retirtarse muy tristemente y encima, usando un tonito ironico y de doble sentido que lo hace muy evidente. Gente como usted que prefiere esconder los hechos a darlos a conocer hace daño realmente. Yo hace tiempo que sigo este blog y nunca opine porque no no fue necesario, ni aun ante personas que manifestaron estar en desacvuerdo con las notas pero ante la agresividad del primer mensaje y lo increiblemente obtuso de los suyos, me senti obligado a volcar mi opinion. Me disculpo con los creadores del sitio si estuve mal pero me parecio que se habia agredido innecesariamente a la autora. Prometo opinar lo menos posible pero sigan adelante con sus trabajos y con el sitio al que seguimos con mucho interes junto a mi mujer e incluso compañeros de trabajo.
EliminarDaniel
Que pena César que ya no contaremos mas con su presencia. ¿Quien nos va a enseñar ahora como interpretar la historia? ¿Quien la forma de narrar los hechos? ¿Quien lo que nos conviene decir o no?. Una lástima realmente.
EliminarAlberto
Estimados todos:
ResponderEliminarDesde ya que agradecemos y respetamos su participación en el blog pero tratemos de intervenir en un clima respetuoso y cordial. Que este espacio sirva para intercambiar conocimientos y opiniones.
Esperamos seguir contando con todos ustedes ya que ello nos ayuda a crecer!
Lic. Andrea Manfredi
El artículo me pareció excelente, digno de este blog y escrito con el rigor académico propio de una profesional como es la Lic Manfredi.
ResponderEliminarLic. Sánchez Mariño