jueves, 22 de marzo de 2012

La Masonería, entidad secreta por excelencia

Los historiadores a veces tienden a menospreciar la historia social cuando aborda cuestiones tales como la brujería, la alquimia y tantos enigmas en los que la humanidad se ha involucrado y aún se involucra. Suponen que de esas cuestiones deberían ocuparse los antropólogos o los sociólogos. Sin embargo, creo que los historiadores con ayuda de esas y otras disciplinas, tenemos mucho para investigar en esos temas a pesar de la dificultad que genera la falta de fuentes por tratarse generalmente de secretos celosamente guardados durante siglos.


Por eso, siguiendo la línea de mi último post sobre el Santo Grial (Esa reliquia misteriosa: El Santo Grial) y en sintonía con lo que posteó mi amiga y colega Diana Fubini (Los Templarios, Felipe IV y la Inquisición) sobre los Templarios, voy a compartir con ustedes algunas cuestiones de los lejanos inicios, en el siglo XVI, de la famosa Masonería. Digo “famosa” porque de ella, al igual que de todos los Enigmas de la Historia, se han ocupado investigadores, escritores, periodistas e incluso Hollywood.


Cuando a principios del siglo XIV los Templarios fueron perseguidos en Francia, algunos se instalaron en Portugal. El rey Dionisio I (el trovador) negoció con el papa Juan XXII (sucesor de Clemente V que los había excomulgado) su absolución y éstos tomaron en ese país el nombre de “Caballeros de Cristo”, observando la regla de la Orden de Calatraba. Otros partieron a Escocia donde el también excomulgado rey Roberto I Bruce de Escocia les brindó refugio. Como evidentemente la Orden de los Templarios nunca fue disuelta en Europa, muchos investigadores ven en ellos a los fundadores de la masonería, mientras que otros sostienen que los Templarios fueron el modelo para la constitución de varias cofradías, entre ellas la masonería. 


Los masones hicieron su aparición en la historia en el siglo XVI, cuando la unidad cristiana en Europa se empezó a complicar porque el teólogo Martín Lutero puso en marcha la Reforma protestante. ¿Por qué “masones”? en la Edad Media “masones” eran denominados los constructores de las grandes catedrales que estaban divididos en arquitectos, albañiles y aprendices. Éstos que son la base jerárquica masónica, se encuentran representados en el triángulo que es el símbolo masón, como la escuadra y el compás (elementos de la arquitectura) representan al “Gran Arquitecto del Universo”.


En Europa a partir de la ruptura del cristianismo, muchas personas empezaron a repensar e interpretar la Biblia; si a esto sumamos la lectura de los libros provenientes de oriente que habían sido recientemente traducidos, no es de extrañar que los miembros de la masonería se hubieran sentido atraídos por la leyenda de Hiram, que sería algo así como la línea que siguieron en sus ritos. El mito de Hiram que fue el arquitecto del Templo de Salomón, se encuentra en el Talmud escrito en el siglo II y es similar a los mitos de Osiris, Dioniso y Jesús que fueron muertos, descendieron a los infiernos, resucitaron y se volvieron inmortales. Hiram, fue asesinado y resucitó. Por lo que para los masones la alegoría de la resurrección conseguida a través de la muerte mística era fundamental. A pesar de que no se conocen los detalles de los ritos masónicos porque su revelación se pagaría con la muerte, se sabe que realizaban ceremonias iniciáticas derivadas de los ritos de iniciación que los antiguos griegos ofrecían anualmente a las diosas agrícolas como Deméter y Perséfone, conocidos como los misterios eleusinos.


Un masón (entre ellos se denominaban “hermano”) era “iniciado” como hijo y sucesor de Hiram, que debía morir mística o espiritualmente para renacer a la nueva vida. El “iniciado” debía realizar prácticas de alteración de conciencia (se pueden inducir mediante técnicas de control mental, consumo de drogas o de meditación) para alcanzar la inmortalidad metafísica. La “purificación” del alma se obtenía mediante un estado de éxtasis que según refieren los autores consultados, se conseguía a través de la observación de objetos luminosos, la repetición de formulas mágicas, el ayuno, la oración, los ejercicios de respiración y la contemplación.


La idea de la inmortalidad se basaba en el Génesis: “la serpiente dijo a la mujer: ustedes no morirían, sus ojos se abrirán, serán como dioses, tendrán la conciencia del bien y del mal”. Hay que tener en cuenta que casi 500 años atrás, muchos fenómenos de la naturaleza que hoy tienen su explicación científica, eran interpretados como milagrosos. Por ejemplo la metamorfosis de algunos animales, las manifestaciones del sueño, quienes pierden la conciencia o las muertes aparentes (catalepsia), por analogía, creían en una posible inmortalidad conseguida con arte y voluntad: Siguiendo el ritual funerario contenido en el Libro de los Muertos de los Egipcios, si se realizaba la ceremonia adecuada y se pronunciaban las palabras correctas, un difunto podía vencer la muerte y volver a la vida. Por supuesto que el iniciado no moría de verdad, pero igual pasaba por las tinieblas, sentía miedo y sudor frío, como si muriera realmente, pero a través de la luz pasaba a un lugar puro. Los principales resultados de la iniciación habrían sido: 1) la conciencia efectiva de los principios de las cosas, 2) la inmortalidad (liberación, salvación) conseguida a través de la muerte espiritual y la resurrección, 3) la beatitud y la perfección. Entonces a partir de ese momento, ese hombre era “perfecto”. 


Hago un paréntesis para que imaginemos qué sentirían estas personas, si pudiéramos “traerlas al futuro” y entrarlas a una sala de terapia intensiva, donde las técnicas de resucitación son moneda corriente; o a un quirófano, donde por efecto de la anestesia total, el intervenido quirúrgicamente esta como muerto. Quizá esta cotidianeidad que tenemos con la resucitación hizo que para nosotros la muerte y la resurrección hayan perdido mística y magia.  Ni hablar de los alquimistas ¿Qué pensarían de técnicas de fertilización in vitro?, seguramente se cuestionarían si esos niños “tienen alma”.


Volvamos a la masonería, que toleraba todas las creencias religiosas y en su evolución, no sólo se centró en edificar grandes catedrales, se ocupó mediante la alianza de la razón y la fe, de levantar un gran templo moral para toda la humanidad. En mi opinión, los miembros de la masonería no habrían sido indiferentes a las nuevas filosofías que surgieron durante el Siglo de las Luces, como la de Destacartes, cuya característica es el uso de la razón pura que lo cuestionaba todo, incluso a la Iglesia y a las monarquías. Por esa razón, la masonería ampliamente difundida en Europa y Norteamérica, tuvo innumerables escisiones que se concretaron en dos grandes corrientes: una laica y anticlerical, y otra más antigua deísta. La primera operaba en Europa muy vinculada al Resurgimiento Italiano, de hecho, sociedades secretas de corte masónico como los Carbonarios y la Giovane Italia, fundadas por Giuseppe Mazzini en 1831, fueron las responsables de la “unificación italiana”. Sin embargo, todas las cofradías tenían en común que eran “iniciáticas” (para ser miembro debían ser “iniciados”), “graduales” (sus miembros se dividían en grados de jerarquía) y “herméticas” (mantenían en secreto sus miembros y ceremonias) .


La masonería finalmente se difundió por nuestro continente americano posiblemente a fines del siglo XVII. Muchos investigadores coinciden en que hubo influencia masónica en las Revoluciones independentistas tanto estadounidense como en toda Latinoamericana. En el Río de la Plata, la primera logia masónica habría sido creada por un portugués de nombre Juan de Silva Cordeiro en los días en que gobernaba el marqués de Sobremonte (fines siglo XVIII). Pero fue en 1859 cuando la Masonería adquirió personería jurídica en la República Argentina como una institución educativa, benéfica, filosófica y filantrópica, de carácter ecuménico. Aunque conservan un edificio en la calle Perón entre Libertad y Cerrito, sus rituales y ceremonias así como sus actuales integrantes aún permanecen en el más absoluto secreto. Si la masonería tuvo tan buenas intenciones, como crear una moral fraternal universal y estuvo detrás de las Revoluciones independentistas, y si contó entre sus miembros con figuras de la talla de Washington o de Sarmiento merecen todo mi reconocimiento y respeto, a pesar de que entre sus filas no aceptaban mujeres.

Ahora ya lo sabés!
Lic. Alicia Di Gaetano


Referencias

Lévi, Eliphas, Magia y civilización, Buenos Aires,  Lidium, 1986.

Levene, Gustavo Gabriel, La Argentina se hizo así, Buenos Aires, Hachete, 1960.

Reghini, Arturo, Le parole sacre e di passo dei primi tre gradi ed il massimo mistero massonico, studio crítico ed iniziatico, [s/l], Atanor, [s/f]


2 comentarios:

  1. HOLA QUISIERA SABER SI AHORA ACEPTAN MUJERES ,YA QUE NOSOTRAS EN EL DIA A DIA ESTAMOS MAS FUERTES EN TODO SENTIDO DE LA PALABRA Y SOMOS MAS ESPIRITUALES Y ESTO EN DEFINITIVA ES LO QUE NECESITA ESTE MUNDO. GRACIAS CLAUDIA

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  2. Hola Caludia, muchas gracias por leer y por preguntar. En el post hago referencia al inicio de la masonería que no aceptaba mujeres. Pero hace tiempo que hay logias femeninas, hoy en día las mujeres son aceptadas en estas cofradías. Te sugiero un sitio para que veas: http://www.granlogiafemenina.org.ar/.
    Saludos,
    Alicia

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